PROFETAS Y REYES, SAÚL, MALAS DECISIONES
Los israelitas terminaron aquel día agotados, pues no habían probado bocado. Y es que Saúl los había juramentado diciendo: -¡Maldito el que coma algo antes de la tarde, hasta que yo me haya vengado de mis enemigos! (1 Samuel 14:24)
Este capítulo revela mucho acerca de la evolución del carácter de Saúl y su deriva cada vez más autoritaria. Nos enseña mucho acerca del liderazgo, especialmente del tipo autoritario, autocrático, que con tanta frecuencia se da en nuestras congregaciones. Analicemos la decisión de Saúl.
Fue equivocada desde varios puntos de vista. En primer lugar, las motivaciones. Prestemos atención al hecho de que Saúl personaliza el tema; no son los enemigos de Israel, son sus enemigos como él mismo indica. El rey lo está tomando como algo personal en lo cual arrastra a todo el pueblo, algo clásico en los líderes egocéntricos que confunden sus deseos con la voluntad del Señor ¿Conoces alguno de estos?
En segundo lugar, fue una mala decisión desde el punto de vista militar. Un pueblo cansado, algo que se repite una y otra vez en el pasaje, no puede combatir adecuadamente, carece de fuerzas y, aunque la batalla fue favorable, no pudieron explorar el éxito y conseguir más botín.
En tercer lugar, tuvo consecuencias espirituales nefastas. Obligar al pueblo a no comer hizo que, finalmente, su ansiedad y tensión se desbordará comiendo animales con la sangre mezclada, algo que explícitamente prohibía la palabra de Dios. Su decisión llevó al pueblo a pecar.
Siempre hemos de valorar muy bien nuestras decisiones y las posibles consecuencias que pueden tener. Sin embargo, cuando uno está en una posición de liderazgo esto se vuelve mucho más importante y necesario. No podemos confundir nuestros intereses con la voluntad del Señor, no podemos poner a nuestra gente en situaciones no razonables que incluso por nuestra terquedad les puedan llevar a pecar. Más liderazgo, más responsabilidad.
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