TIERRA SECA (SALMO 143)
Me vienen a la mente los tiempos pasados y me pongo a pensar en todas tus acciones; ¡tengo muy presente todo lo que has hecho! ¡Hacia ti extiendo mis manos, pues me haces falta, como el agua a la tierra seca! (Salmo 143:5-6)
Veo tres principios claramente relacionados. El reconocimiento de la situación de la persona -tierra seca-. La necesidad de Dios -que nos lleva a una actitud de súplica-. El esfuerzo por recordar la intervención pasada del Señor en nuestras vidas -que nos genera la esperanza mientras vienen esa necesaria intervención-. Estos tres pasos, reconocer mi estado, clamar al Señor y recuperar su intervención en el pasado, es una de las estrategias que la Palabra nos ofrece para poder gestionar los malos momentos en nuestra vida.
Por eso, te invito a pensar en estas preguntas ¿Qué hace que estés experimentando esa sensación de aridez, de sequedad, de falta de vida?
¿Cómo puedes expresarle al Señor como te sientes, las emociones que estás experimentando, la necesidad y la urgencia de su intervención?
¿Cuáles son las acciones pasada del Padre en tu vida? ¿Cómo pueden ayudarte a pedir con confianza y esperar con paciencia?
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