¿HAY LUGAR EN TU VIDA?
Y sucedió que
mientras estaban en Belén, se cumplió el tiempo del alumbramiento. Y María dio
a luz a su primogénito; lo envolvió en pañales y lo puso en un pesebre, porque
no había lugar para ellos en el mesón. (Lucas 2:6-7)
Hoy es la víspera del día en que celebramos el nacimiento de Jesús, para muchos de nosotros, nuestro Señor y Salvador. Meditaba sobre este breve texto del evangelio de Lucas. Es sorprendente que el creador y sustentador del universo no encontrara un lugar digno donde nacer; todo estaba ocupado y nadie se dignó a dejarle un espacio salubre. Acabó en un establo; con toda probabilidad rodeado de los animales domésticos de aquella posada.
El pasaje me ha llevado a pensar cuán similar es la situación hoy en día. Jesús desea tener una relación personal con nosotros pero, desgraciadamente, no hay lugar para Él en nuestro corazón; este está lleno de tantas cosas, tantas preocupaciones, tantas prioridades que ya no queda espacio para el Señor y, en el caso de que lo haya, debe ser como aquella noche, en el establo, en el margen, en lo que sobra. Es fácil pensar que eso ocurre con aquellos que no conocen a Dios pero, lamentablemente, es demasiado habitual que se de entre aquellos que ¿erróneamente? nos llamamos sus discípulos.
¿Hay lugar en tu corazón para Dios?
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