1 CORINTIOS /TRES JUICIOS / 1 CORINTIOS 4:1-5
A nosotros la gente nos ha de considerar como lo que somos: servidores de Cristo y administradores de los planes secretos de Dios. 2 Y lo que a un administrador se le pide es que sea fiel. 3 En cuanto a mi conducta, me tiene sin cuidado el juicio que podáis emitir vosotros o cualquier otro tribunal humano; ni siquiera yo mismo me juzgo. 4 Es cierto que no me remuerde la conciencia, pero no por ello me considero inocente. Quien me juzga es el Señor. 5 Así que no emitáis juicios prematuros. El Señor es quien iluminará, cuando venga, lo que se esconde en la oscuridad y quien pondrá al descubierto las secretas intenciones de cada persona. Entones cada uno recibirá de Dios su merecido. (1 Corintios 4:1-5)
Estas palabras del apóstol son muy adecuadas para todo aquel que está en una posición de liderazgo, sin embargo, estoy convencido de que por extensión son válidas para cualquier seguidor de Jesús. Barclay, el estudioso bíblico, comentando este pasaje indica que todo líder o dirigente debe de tener tres fuentes que le juzguen o le provean de retroalimentación. La primera de ellas son los demás. No se trata de que vivamos pendientes de lo que otros piensen o digan, pero tampoco podemos ignorar sus opiniones y perspectivas, especialmente las de aquellos que son significativos para nosotros. Todo líder tiene, por definición, puntos ciegos y, consecuentemente, necesita de otros que le den luz sobre los mismos para vivir y liderar mejor.
El segundo juicio es el de nuestra propia conciencia. Que ella no nos acuse no significa que seamos culpables. Del mismo modo, que nos absuelva no implica inocencia. La conciencia debe estar iluminada y guiada por el Espíritu de Dios y su Palabra, sin embargo, hemos de aprender a escucharla pues cuando caminamos con el Señor es una fuente de información valiosa sobre cómo vivimos y lideramos.
Finalmente, el tercer juicio es aquel que proviene de Dios. Tenemos la promesa de que el Espíritu nos guiará a toda la verdad y nos enseñará todas las cosas. Del mismo modo Jesús prometió que nosotros, sus ovejas, escucharíamos sus voz y tendríamos la capacidad de identificarla. Puestos a escuchar a Dios con la actitud correcta y el corazón dispuesto, es una fuente increíble de discernimiento y juicio sobre cómo vivimos y lideramos.
¿Cómo están actuando estos tres juicios en tu vida? ¿Qué, por pequeño que sea, puedes hacer para incorporarlos?
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