ROMANOS/ SOFTWARE/ ROMANOS 9:1-17




¡Cristo es testigo de que digo la verdad! Mi conciencia, bajo la guía del Espíritu Santo, me asegura que no miento. (Romanos 9:1)


Ciertamente la idea central de este pasaje es que se es judío en el corazón y no únicamente en el exterior. Sin embargo, el punto en el que Dios me ha hablado esta mañana tiene que ver con la brújula moral que cada uno de nosotros tiene en nuestro interior, tanto cristianos como no creyentes. Hablo de la conciencia.

La conciencia es una voz interior que emite juicios de aprobación o desaprobación sobre nuestras conductas, acciones, omisiones, pensamientos, motivaciones, intenciones, actitudes, etc. Me atrevo a afirmar que todo ser humano la tiene como equipamiento de serie desde el momento del nacimiento. 

La conciencia es nuestro hardware -nuestro ordenador o computadora- pero sólo puede funcionar si tiene instalado su software -los programas o aplicaciones-. Dicho de otro modo, la conciencia sólo podrá emitir juicios en base a la información que le hayamos cargado previamente, a los conceptos del bien y el mal, lo correcto y lo incorrecto que hayamos ido aprendiendo, incorporando y desarrollando a lo largo de nuestra vida. Pongamos un ejemplo, si nos han enseñado que comer pescado es malo, cada vez que comamos pescado nos sentiremos mal porque nuestra conciencia emitirá un juicio al respecto, uno condenatorio. Contrariamente, nuestra conciencia puede absolvernos por la avaricia, la gula u otros pecados que socialmente son aceptables.

Por eso Pablo afirma que la conciencia no es una brújula fiable a menos que esté dirigida por el Espíritu Santo. La conciencia debe alimentarse del software correcto, es decir, la Palabra de Dios, el ejemplo de vida de Jesús. Entonces, y sólo entonces, los juicios que emita serán correctos, bien orientados según la voluntad de Dios. No te fíes, por tanto, de tu conciencia, asegúrate que está correctamente aconsejada.


¿De qué se alimenta tu brújula interior?

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