ZACARIAS/ DIOS CON VOSOTROS/ ZACARÍAS 8



Queremos unirnos a vosotros porque hemos oído que Dios está con vosotros. (Zacarías 8:23)


El contexto de este versículo es la restauración futura de Israel y cómo eso afectará a las naciones y creará en ellas un deseo, una sed de conocer a Dios. Esto, inevitablemente, me ha hecho pensar en mí como seguidor de Jesús, en la iglesia que pastoreo y, en general, en la comunidad de los seguidores del Maestro. ¿Hasta qué punto es notorio que Dios está con nosotros? ¿Creamos en las personas que hay a nuestro alrededor un hambre y una sed de conocer al Señor? No son preguntas fáciles de responder. Hay muchos factores en juego, cosas que dependen de nosotros y otras que van más allá de nuestro control en el hecho de que las personas se acerquen o no a Dios. 

Pero el asunto merece una seria reflexión y el evitar disculpas fáciles o espiritualizar de forma simplista el asunto. Jesús tiene que ser visible en mi vida, en mi forma de pensar, en mi acciones y en mis omisiones. El carácter del Maestro tiene que ser, además, evidente de una forma progresiva, es decir, más y más cada día para testimonio a un mundo que necesita saber que hay una alternativa mejor y más consistente de vivir. Nosotros no podemos forzar a nadie a creer y aceptar a Jesús, ni siquiera Él en su tiempo forzó a las personas. Sin embargo, si debemos de vivir de modo y manera que nuestra vida despierte y levante preguntas entre la gente a nuestro alrededor. Preguntas que tal vez nunca serán enunciadas ni nos serán verbalizadas, preguntas que quedarán en el corazón de la gente, pero preguntas al fin y al cabo, preguntas que nacerán del hecho de que es posible ver a Jesús de alguna manera reflejado en nosotros.


¿Qué evidencias de Jesús son visibles en tu vida?

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