JESÚS/ LAS MUJERES EN SU FAMILIA/ MATEO 1: 1-17



Salmón fue el padre de Booz, la madre fue Rajab. Booz fue padre de Obed; la madre fue Rut. (Mateo 1:5)


La genealogía de Jesús descrita en los primeros versículos del primer capítulo de Mateo incluye una buena cantidad de hombres, lo cual es normal y natural en la cultura de aquel tiempo, pero muy pocas mujeres. 

El hecho de que se incluyan mujeres ya es de por sí un elemento significativo, pero aún lo es mucho más las que de forma específica son añadidas a esa lista. Intuyo que la mayoría de nosotros tenemos lo que podríamos denominar "manchas" en nuestro linaje. Ahí están pero, con toda probabilidad, si no las ocultamos tampoco les damos publicidad y exposición. Uno pasa lo mejor que puede por esos episodios familiares.

No es así con el caso de Jesús, de las mujeres que son mencionadas todas, sin excepción, tienen episodios de su vida por los cuales pueden ser cuestionadas e incluso abiertamente rechazadas. Rajab era una prostituta, sin embargo está en el linaje de Jesús. Abigail era una adúltera, Rut era una moabita, pueblo que había sido declarado maldito por el Señor, Tamar, otra extranjera, tuvo que seducir a su suegro y acostarse con él y, finalmente, María era una mujer que, sin duda, vivió con la sospecha de haber sido una adolescente madre soltera.

Por razones morales y/o étnicas ninguna de ellas, a excepción de María, deberían estar en esa lista, sin embargo, Jesús las acepta y con esta aceptación nos recuerda el carácter abierto, acogedor e inclusivo del Reino de Dios. Nos recuerda que nadie es rechazado y todos son aceptados en su realidad para ser restaurados en todo su potencial como seres humanos. No hay razón étnica, social, moral, sexual, cultural, política o de otro tipo que haga inaceptable a nadie en el Reino de Dios. Todos participamos, sin excepción, de la misma naturaleza caída y, consecuentemente, estamos en la misma necesidad de ser aceptados por Jesús. 



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