CARTA DE PABLO A LOS CRISTIANOS DE ROMA/ PERDER DE VISTA EL OBJETIVO/ ROMANOS 9: 19-33

30 ¿Qué concluir de todo esto? Pues que los no judíos, sin esforzarse en buscar la amistad de Dios, la han encontrado; hablo de la amistad que se alcanza mediante la fe. 31 En cambio, Israel, afanándose por cumplir una ley que debería llevar al restablecimiento de la amistad divina, ni siquiera consiguió cumplir la ley. 32 ¿Por qué? Pues porque, al prescindir de la fe y apoyarse en el valor de las propias acciones, terminaron por tropezar en aquella piedra 33 de que habla la Escritura:

Mirad, yo coloco en Sión

una piedra contra la que podéis tropezar,

y una roca que os puede hacer caer.

Pero quien ponga su confianza en ella,

no quedará defraudado. (Romanos 9:30-33)

Pablo en este pasaje nos indica cómo Israel en su deseo de conocer a Dios perdieron de vista totalmente el objetivo y su religiosidad les impidió, totalmente, reconocer y aceptar al Mesías. Jesús fue para ellos, no aquello que esperaban, antes al contrario, una piedra de tropiezo en su camino.

Me preocupa que a nosotros nos pase lo mismo, estamos tan centrados en nuestra religiosidad, nuestra iglesia, nuestra teología que, no solamente perdemos de vista a Jesús, sino que además se nos puede volver molesto y escandaloso y, poco a poco, perdamos la capacidad de reconocerlo como le pasó al pueblo de Israel.

¿Tontería? Fijémonos bien en nuestra religiosidad y comparémosla con Jesús, esa simple y sencilla comparación, con Jesús, no con nuestras creencias y prejuicios, nos mostrará la brecha, cuán amplia es y, consecuentemente, cuán peligrosa es.