DEUTERONOMIO PARTE IV/ EL TERCER DISCURSO DE MOISÉS/ CAPÍTULO 31
Y el Señor le dio a Josué, hijo de Nun, estas órdenes: —Sé fuerte y decidido, porque tú harás entrar a los israelitas a la tierra que juré darles. Yo estaré contigo. (DEUTERONOMIO 31:23 BLPH)
Moisés fue, sin ninguna duda, el líder perfecto para sacar al pueblo de Israel de la tierra de Egipto y conducirlo a lo largo de la complicada y prolongada travesía por el desierto. Fueron muchas y difíciles las situaciones que este hombre tuvo que lidiar y su paciencia, humildad y mansedumbre fueron imprescindibles para manejar de forma exitosa las continuaciones murmuraciones y rebeliones del pueblo, no sólo contra el Señor, sino también contra él mismo y su autoridad. Moisés fue el líder para guiar y gestionar un tiempo de transición, salir de Egipto y caminar por el desierto no sería, sin embargo, el líder para la conquista de la tierra prometida, ese sería Josué.
La reflexión que ha venido a mi mente tiene que ver con el liderazgo y el hecho de que tanto en el campo secular como en el espiritual no todos los líderes sirven para todas las cosas. Hay líderes para periodos de transición, otros para periodos de estabilidad y otros para periodos de cambio y agitación. Lo importante, desde la perspectiva espiritual es ser el líder que Dios desea en la situación que Él desea. Es importante preguntarnos qué tipo de líder requiere una situación dada, qué habilidades, conocimientos y carácter se precisan para hacer frente a la misma. Como líderes es importante preguntarnos si somos el tipo de líder que la situación que vivimos requiere. No debemos estar donde no tenemos las capacidades requeridas o donde Dios no desea que estemos.
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