DEUTERONOMIO PARTE III/ EL CÓDIGO DEUTERONÓMICO/ CAPÍTULO 24
No le niegues sus derechos al inmigrante o al huérfano, ni tomes en prenda las ropas de la viuda.
Recuerda que fuiste esclavo en Egipto, y que el Señor tu Dios te sacó de allí; por eso te ordeno que obres de este modo.
Cuando siegues la mies de tu campo, si olvidas en él una gavilla, no vuelvas a buscarla. Déjala para el inmigrante, el huérfano y la viuda. Así el Señor tu Dios te bendecirá en todo lo que hagas. Cuando varees tus olivos, no rebusques en las ramas; lo que quede, déjaselo para el inmigrante, el huérfano y la viuda.
Cuando vendimies tu viñedo, no te dediques al rebusco; los racimos que queden déjaselos para el inmigrante, el huérfano y la viuda. 22 Recuerda que fuiste esclavo en Egipto; por eso te ordeno que obres de este modo. (Deuteronomio 24:17-21)
Hasta donde mi conocimiento llega las primeras leyes de protección social a los desfavorecidos aparecen en la Biblia, concretamente en el Pentateuco. El inmigrante, el huérfano y la viuda representan a los vulnerables, a los desprotegidos, a los carentes de una red de apoyo que pueda ayudarlos y acompañarlos.
Nuestra sociedad sigue produciendo legiones de personas vulnerables por diferentes razones y los seguidores de Jesús ni pueden ni deben de ser insensibles a esta realidad ni desentenderse de la misma como nos indicaba este mismo libro de Deuteronomio hace tan sólo unos pocos capítulos.
Los seguidores de Jesús están, o deberían estar, en la vanguardia de la sensibilidad y la acción hacia los vulnerables de este mundo, hacia aquellos que, a menos que la iglesia haga algo, nadie hará nada. Los seguidores de Jesús deben de levantar una voz, como dice el libro de Proverbios, hacia aquellos que carecen de voz y canalizar sus necesidades y sus derechos.
No deja de ser alarmante y preocupante que en Mateo 25, cuando se habla del juicio final, se use nuestras acciones u omisiones hacia los vulnerables como medida de juicio. Con la misma tú, yo y las comunidades a las que pertenecemos seremos juzgados por el mismo Jesús.
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