DEUTERONOMIO PARTE III/ EL CÓDIGO DEUTERONÓMICO/ CAPÍTULO 14



Reunirás el diezmo de los productos de ese año y lo depositarás a la puerta de tus ciudades, para que cuando venga bien el levita, que no recibió parte o herencia como tú, bien el emigrante, el huérfano y la viuda que viven en tu ciudad, puedan comer hasta quedar satisfechos. Y el Señor tu Dios te bendecirá en todo lo que hagas. (Deuteronomio 14:28 y 29)


El Antiguo Testamento hace algo desconocido hasta entonces, la protección de la gente vulnerable socialmente. En esta categoría se encuentran aquellos al servicio del templo, los emigrantes, los huérfanos y las viudas, es decir, todos aquellos carentes de medios propios para poderse ganar la vida con dignidad, para generar riqueza por medio de su trabajo.

Creo que el principio aplica del mismo modo a los seguidores de Jesús, debemos de ser responsables de la misma categoría de personas, aquellos que generan su subsistencia del servicio a otros miembros de la comunidad de seguidores y aquellos que desde el punto de vista social podemos considerar vulnerables y carentes de la protección que nuestros sistemas proveen.

Pienso que es importante, muy importante, no perder la dimensión espiritual de esta responsabilidad. Al cuidar de otros, al ser sensibles a sus necesidades, lo que estamos es reproduciendo a pequeña escala aquello que el Señor hace con nosotros cada día. Dios muestra su providencia hacia nosotros y cuando somos sensibles hacia otros mostramos la providencia del Señor hacia ellos. Dios delega en nosotros esa responsabilidad y es vital no perder esa perspectiva espiritual.

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