DEUTERONOMIO PARTE I/ EL PRIMER DISCURSO DE MOISÉS/ CAPÍTULO 4
No añadan ni quiten palabra alguna a lo que yo les mando, sino cumplan estos mandamientos del Señor, su Dios, que yo les prescribo. (DEUTERONOMIO 4:2 BLPH)
Ni añadir ni quitar nada de los mandamientos que el Señor había dado ha pueblo. Creo que hay un consenso universal acerca de que no deberíamos quitar nada de lo dado por Dios, no estoy tan seguro que podamos afirmar lo mismo con relación al añadir.
Ya en la época del Nuevo Testamento consideraban y hacían campaña entre las jóvenes iglesias de origen no cristiano acerca de guardar la Ley de Moisés. Según ellos, no bastaba la salvación por gracia a través de la fe en Cristo, era preciso él seguir las tradiciones del judaismo. Los judaizanfes crearon numerosos problemas y era muy activos en sus campañas de judaización de los nuevos creyentes y le dieron un gran trabajo al apóstol Pablo, ardiente defensor de la libertad de las nuevas comunidades.
Creo que la situación no es muy diferente en muchos lugares y continuamos añadiendo a la Palabra de Dios, lo ha revelado en las Escrituras, nuestras propias formas culturales, nuestras tradiciones y nuestros preceptos propios de hombres, de tal manera que cuando uno se acerca a Jesús, no tiene que pagar el precio natural que cada persona debe hacer por seguirlo, sino que a ello, debe añadir el precio cultural, social y religioso del grupo a través del cual se acerca al Maestro. Para mí, lo más penoso, es que estos últimos precios acostumbran a ser más gravosos que el exigido por Jesús y alejan más a la gente del poder tener una relación con Él. Sin embargo, nosotros, en nuestra confusión hemos puestos los segundos al mismo nivel que lo dado por Dios.
Tal vez sería bueno recordar las palabras dichas en el concilio de Jerusalén. No pongamos sobre estas personas cargas que nosotros ni nuestros padres pudieron llevar.
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