CREYO EN JESÚS


JUAN 4:43-54

En este relato Jesús vuelve a Galilea, la tierra donde se había criado, después de un periplo por tierras samaritanas. Es interesante el comentario editorial de Juan acerca de que ningún profeta es bien valorado en su tierra ¿Por qué será?

Allí, en Caná, se encuentra con un miembro de la corte de Herodes que tiene un hijo al borde la muerte. El hombre insiste e insiste en que Jesús le acompañe para que su vástago pueda ser sanado. Imagino que en su mente la presencia física del Maestro era necesario, importante o, al menos, le daba más seguridad. Pero ante su insistencia Jesús simplemente le indica, vuelve a tu casa: tu hijo ya está bien. Es la respuesta de aquel hombre lo que ha llamado en esta ocasión mi atención, Aquel hombre creyó lo que Jesús le había dicho y se fue. El esto es historia. Llegó a la casa y se encontró con su hijo totalmente recuperado.

La actitud de aquel hombre de creer las palabras de Jesús y actuar en consecuencia marchando. No volvió a insistir en que el Maestro le acompañara, su palabra fue suficiente. Esto levanta interrogantes en mi vida acerca de cuáles son las situaciones en las que debo creer la palabra de Jesús y, por tanto, obrar en consecuencia, obrar confiando, "marchar" sabiendo que hará lo que tiene que hacer.

Puedo pensar en un par de situaciones en mi vida que me retan a creer e irme.

Un principio

Creer implica irse, es decir, actuar en confianza de que el Señor hará.

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