SALMO 83. SILENCIO Y MÁS SILENCIO
¡Señor, no te estés callado,
no estés mudo e inactivo, oh Dios!
no estés mudo e inactivo, oh Dios!
Tres partes pueden identificarse en este salmo. La primera y simple es un grito hacia Dios a causa de lo que es percibido como su silencio e inactividad. La segunda, es una descripción de todos los enemigos que, ante el silencio y falta de respuesta del Señor, se han coligado contra su pueblo. La tercera y última, es una petición simple y llana de que Dios acabe con todos ellos.
Este salmo repite un tema común a muchos otros salmos, la aparente inactividad del Señor ante el sufrimiento del mundo y cómo los malvados toman ventaja de ello para imponen más y más su voluntad.
Este salmo repite un tema común a muchos otros salmos, la aparente inactividad del Señor ante el sufrimiento del mundo y cómo los malvados toman ventaja de ello para imponen más y más su voluntad.
La verdad es que las palabras del salmo me golpean y desafían porque si cambio la palabra Dios, por mi nombre, suena mi duro y responsable, ¡Félix, no te estés callado, no estés mudo e inactivo! No pretendo, ni mucho menos, equipararme con Dios ¡Nada más lejos de mi intención! solo trato de poner de manifiesto el hecho incontestable de que soy representante, como cualquier otro creyente, de Dios en este mundo y que, en muchas ocasiones, el silencio de Dios es únicamente mi silencio ante un mundo roto.
Todos, yo el primero, hemos experimentado el dolor por sentir que Dios era inactivo y silencioso ante nuestro dolor y sufrimiento. Sin embargo, aveces, ni siquiera nos hemos dado cuenta del dolor y abandono que otros experimentan ante nuestro silencio e inactividad. ¡Que pena que mi dolor no me haya hecho ser más sensible al dolor de otros!
Todos, yo el primero, hemos experimentado el dolor por sentir que Dios era inactivo y silencioso ante nuestro dolor y sufrimiento. Sin embargo, aveces, ni siquiera nos hemos dado cuenta del dolor y abandono que otros experimentan ante nuestro silencio e inactividad. ¡Que pena que mi dolor no me haya hecho ser más sensible al dolor de otros!
Un principio
El silencio de Dios es simplemente mi silencio ante el dolor y la necesidad.
Una oración
Por los centenares de miles de niños víctimas de explotación sexual en el mundo.
El silencio de Dios es simplemente mi silencio ante el dolor y la necesidad.
Una oración
Por los centenares de miles de niños víctimas de explotación sexual en el mundo.
a menudo caemos en el error de silenciarnos por no herir al prójimo, por no tener problemas, y cuando los acontecimientos, los problemas te superan, te das cuenta que tú también has caido en el ¿pecado? del silencio, de no hablar alto y claro y denunciar la injusticia. Qué Dios nos de su LUZ y su PAZ!!!Maite
ResponderEliminar.. es difícil saber cuando hablar y cuando callar.. siempre pienso en Jesús ante Pilatos cuando éste le dice: ¿y que es la verdad?.. y el Mesías permanece, precisamente, callado.. ¿por qué?.. seguramente porque Pilatos no estaba dispuesto realmente a escuchar la verdad que tenía delante.. y por mucho que le dijese el Maestro de nada iba a servir..
ResponderEliminar.. pienso, que en nuestro caso, cuando no vivimos como debemos, es mejor permanecer callados.. y que nuestra vida es la que habla continuamente y no siempre somos conscientes de esto..
.. que el Espíritu Santo sea el que nos mueva e impulse cuando tengamos que abrir la boca, para no dejar sólo en las orejas de los que nos escuchan, palabras religiosas, huecas y vacías.. de las que tanto huye el hombre de hoy, porque en muchas ocasiones, carecen de fuerza vital para transformar a nadie..
.. saludos, Felix..