CUARESMA, DÍA 16
Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. (Mateo 11:28)
Vimos que hay cargas que nos impiden el seguimiento de Jesús y es nuestra responsabilidad librarnos de ellas. Hay otras cargas, sin embargo, que nos abruman, nos apesadumbran y hacen la vida difícil de sobrellevar. Acostumbran a ser situaciones, relaciones, experiencias, cosas en general sobre las cuales no tenemos ningún control, están más allá de nuestra capacidad, nos sobrepasan. Es, de definitiva, la vida con toda su complejidad. Jesús nos invita a que las llevemos ante Él y las dejemos en sus manos y, como consecuencia, podamos experimentar su paz y presencia. Cada vez que la carga nos agobia la llevamos a su presencia, aunque tengamos que hacerlo mil veces.
El tiempo de reflexión de la Cuaresma nos invita a identificar esas cargas, traerlas a la superficie y entregárselas a Jesús quien las recibe ¿Cuáles son las tuyas, qué vas a hacer?
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