IRSE CON JESÚS



Lo dejaron todo y se fueron con Jesús. (Lucas 5:11)


Ayer hablaba de la conversión como un cambio de mente, adoptar un nuevo paradigma, el de Jesús. Hoy quisiera invitarte a leer este conocido pasaje, tantas veces predicado, tantas veces usado como ejemplo para dedicarse al ministerio a tiempo completo, tan idealizado, tan radical, que, aunque nos emociona y motiva, mentalmente lo desechamos como inalcanzable, fuera de nuestro rango, reservado a un puñado de heroicos servidores del evangelio; nada que ver con el cristiano promedio. 

¿Y si lo leyéramos de otro modo, con otra mirada, con otro paradigma? Yo te propongo que no lo dejes todo y te vayas con Jesús (no como el viejo paradigma lo ha explicado, es decir, abandona tus estudios, tu trabajo, tu posición y dedícate a lo que llamamos ministerio a tiempo completo), sino que permitas que Jesús vaya contigo. Dale la vuelta al asunto, llévalo a tu hogar, a tu escuela, a tu universidad, a tu tienda, a tu fábrica, a tu biblioteca, a tus despacho, a tu oficina, a tu camión, a tu campo, a tu garaje, a tu.... llena el resto con tu propia realidad y situación personal. 

Id los dos juntos a la misión. Déjale acompañarte para que en tu entorno puedas ser un agente de restauración, alguien que añade valor a la vida de las personas, alguien que se une al Señor en su deseo de bendecir a la humanidad, alguien que en su entorno hace todo eso y, además, vence con el bien al mal. Yo creo que Jesús desea acompañarte cada día, hacer realidad en ti lo que se hizo realidad con Pedro y los otros pescadores. El problema es que tenemos la manía, la perversa manía, de dejarlo encerrado el domingo en el templo cuando se acaban las actividades o, en el mejor de los casos, en la casa cuando nos vamos a nuestras ocupaciones.


¿Qué significa esto para ti en la práctica?






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