PARÁBOLAS, ¿CUÁL DE LOS DOS CUMPLIÓ EL MANDATO DEL PADRE?



¿Qué os parece? Una vez, un hombre que tenía dos hijos le dijo a uno de ellos: “Hijo, hoy tienes que ir a trabajar a la viña”. 29 El hijo contestó: “No quiero ir”. Pero más tarde cambió de idea y fue. 30 Lo mismo le dijo el padre al otro hijo, que le contestó: “Sí, padre, iré”. Pero no fue. 31 Decidme, ¿cuál de los dos cumplió el mandato de su padre? Ellos respondieron:— El primero. Y Jesús añadió: — Pues os aseguro que los recaudadores de impuestos y las prostitutas van a entrar en el reino de Dios antes que vosotros. (Mateo 21:28-31)

Como tantas parábolas esta tiene una aplicación inmediata para los oyentes originales y otra más universal para todos nosotros. En cuanto a la primera, sus primitivos oyentes fueron los jefes de los sacerdotes y los ancianos que cuestionaron a Jesús por haber expulsado a los mercaderes del templo. El Maestro no les responde sus preguntas, sin embargo, los confronta con esta parábola. La interpretación es evidente y cae por sí misma. Los sacerdotes, escribas y ancianos se llenaban la boca con el nombre de Dios, su voluntad y su ley; ahora bien, cuando el Señor vino en forma humana no respondieron a su llamado. Contrariamente, aquellos que según la casta religiosa de Israel eran despreciables y estaban fuera del círculo de la bendición de Dios, recaudadores de impuestos y prostitutas entre otros, respondieron gozosamente a su llamado inclusivo. 

Personalmente me ha hecho pensar y me ha desafiado enormemente lo que podría ser una aplicación más universal de la misma. Me genera muchas dudas y preguntas la realidad de que muchos que nos denominamos seguidores del Maestro vivimos de tal manera que nuestro estilo de vida invalida nuestro discurso. No cabe duda que tenemos un lenguaje religioso, ciertas prácticas y costumbres y que nos gozamos en considerarnos superiores moralmente a la media de la población. Sin embargo, nuestras escandalosas omisiones en comprometernos y tratar de paliar las necesidades de un mundo roto, desautorizan nuestras vidas a los ojos de Dios y del mundo. Somos muy parecidos al segundo hijo de la parábola. Afirmamos pero luego no hacemos. 

En contraste tenemos a tantas y tantas personas en este mundo que no conocen a Dios, no tienen una relación personal con Él e incluso abiertamente lo rechazan (No en pocos casos debido a la incoherencia de aquellos que nos llamamos sus seguidores) y, sin embargo, tanto si no nos gusta, no lo admitamos, nos resulte chocante e incluso vergonzante viven abierta y fuertemente comprometidos con un mundo roto y sus necesidades de todo tipo. Honestamente, no sé a ti que sentimientos y pensamientos te genera esa realidad, pero a mí me lleva a verme confrontado con las palabras que el mismo Jesús pronunció: "¿Cuál de los dos cumplió el mandato de su padre?".


¿Cuál de los dos hijos representa mejor tu situación?

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