ROMANOS/ EL CRISTIANO Y LA LEY I



¿Querrá todo esto decir que la ley es pecado? ¡De ningún modo! Claro que, sin ley,  yo no habría experimentado el pecado. Por ejemplo, yo ignoraba lo que es tener malos deseos, hasta que vino la ley y dijo: No tengas malos deseos. Fue el pecado quien aprovechando la ocasión que le proporcionaba el mandamiento, despertó en mí toda clase de malos deseos; sin la ley, pues, el pecado sería ineficaz. (Romanos 7:7-8)


Pablo comienza una nueva sección de su carta centrada en la relación entre el seguidor de Jesús y la ley; sección que abarca hasta finales del capítulo 8.

En estos versículos el apóstol pone de manifiesto un principio importantísimo; la ley tiene como propósito sacar a la luz el problema del pecado. En la Escritura el pecado siempre es un problema del corazón, una actitud de rebelión y/o indiferencia hacia Dios. Al ser un problema interno precisamos de algo que lo saque a la luz, que lo haga evidente, que nos permita detectarlo y, consecuentemente, si lo deseamos y estamos dispuestos lo podamos afrontar. Este es justamente el propósito de la ley. Cuando nos damos cuenta de nuestra imposibilidad de cumplirla, de vivir según sus principios, cuando la quebrantamos consciente o inconscientemente, se pone de manifiesto que tenemos un serio problema moral y ético. La enfermedad sale a la superficie y, por tanto, hay la posibilidad de tratarla. Pablo nos dice que la ley no fue diseñada para poder ser cumplida por el ser humano, sino más bien para hacernos conscientes de nuestra necesidad de Dios. 

El test que se usa para detectar la SIDA puede ser un claro ejemplo. Cuando una persona toma toma la prueba y ésta resulta positiva puede ser consciente de que tiene el virus de inmunodeficiencia adquirido. El test médico no generó la enfermedad, simplemente la puso de manifiesto, la sacó a la luz y, por tanto, permite que esa persona pueda comenzar un tratamiento con retrovirales. 


Piensa por un momento en los diez mandamientos ¿Qué carencias de tu vida te permiten descubrir?

Comentarios

  1. Gracias por la buena explicación. Cada día pretendo acercarme más al ideal de Dios de ser como ÈL.

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