SALMO 92/ ELOGIO




Que bueno es alabar al Señor, elogiar, oh Altísimo, tu nombre. (Salmo 92:2)


Me gusta esta escultura del artista español Eduardo Chillida denominada "Elogio del horizonte" ubicada en el norte del país. Elogio es una palabra de origen latino que significa: Alabanza de las cualidades y méritos de alguien o de algo. En el caso que nos ocupa sería el reconocimiento de las cualidades y méritos del Señor. Pero pensaba que elogiar a Dios es algo tremendamente personal porque la relación que cada uno de nosotros establece con Él también es única y singular. Uno puede elogiar de manera mecánica mencionando los atributos de Dios y, todo y siendo correcto desde el punto de vista teórico, carecer totalmente de valor y sentido. Pues uno de los principios básicos que da valor a un elogio es que va seguido por algo específico, concreto y real que la persona elogiada puede reconocer. En caso contrario, ese elogio es vacío y podríamos considerarlo adulación. Un ejemplo puede ayudar a esclarecerlo. Alguien puede decirme que me elogia por mi espiritualidad. Está bien, no compromete a nada, no hay nada específico, es una expresión higiénica. O alguien puede decirme que me elogia por cómo maneje la situación siguiendo el ejemplo de Jesús cuando la persona X me ofendió profundamente y puso en duda mi integridad. ¿Se ve con suficiente claridad la diferencia?.

Con Dios pasa lo mismo. Puedo elogiar a Dios porque es fiel. Sin duda es cierto, no estoy diciendo nada que no refleje el carácter del Señor. Pero el verdadero elogio sería afirmar que Dios ha sido fiel en la manera en que nos ha sostenido durante los años difíciles de la adolescencia de nuestros hijos y ha mostrado su compromiso con ellos dos hasta el día de hoy. Por eso, Señor te elogio, porque yo he experimentado tu fidelidad en mi vida.


Señor te elogio por.....   (¿De qué manera específica completarías esta frase?)

Comentarios

  1. Igual que vosotros elogiamos a Dios por su cuidado cada día. También por permitirnos vivir en este país, en esta cultura, en este tiempo. Por la familia extensa, por los amigos. Gracias por la vida misma. Gracias por la obra silenciosa del Espíritu Santo para entender su Palabra y a las personas que nos rodean.

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