SALMO 16/ 2/ EL SEÑOR ME ACONSEJA
Bendeciré al Señor, porque él me guía, y en lo íntimo de mi ser me corrige por las noches. (Salmo 16:7)
Steve Covey, uno de los gurús del mundo empresarial, afirma en uno de sus libros que la mayoría de nosotros y en la mayoría de las ocasiones, si nos paráramos y nos escucháramos a nosotros mismos, sabríamos muy bien qué tendríamos que hacer en cada ocasión. El problema, seguía diciendo Covey, es que no lo hacemos, no dedicamos tiempo a escucharnos a nosotros mismos. Creo que una de las razones es porque tal vez no nos gustará lo que podemos llegar a oír. El salmista afirma que Dios le guía y que habla a lo íntimo de ser, dándole corrección acerca de su forma de vivir. Deduzco que esto no pasaba porque David fuera una persona especial, sucedía porque, sin duda, tenía la intención, el deseo y la voluntad de pararse para poder discernir la voz del Señor en medio del ruido de la vida cotidiana.
Esto es todo un reto; por un lado yo quiero y necesito la guía y la corrección de Dios; por otro, hay la promesa del Señor que escucharé su voz, que Él me guiará a toda la verdad ¿Qué puedo hacer para unir ambos extremos de la realidad? Intencionalidad y tiempo, esa es la solución. Necesito voluntad y deseo para escuchar su voz; debo tener una actitud de apertura para oír cosas que tal vez no deseo escuchar. Por otra parte, debo tener la voluntad de obedecer aquello que Dios me muestre. Estoy convencido de que la obediencia afina nuestra capacidad de discernir su voz; por el contrario, la desobediencia nos hace más incapaces de detectarla. Necesito tiempo, es decir, espacios en los que me detengo con la finalidad de escuchar la voz de Dios. Momentos en los que voy desconectando todas las otras voces y ruidos que me pueden impedir detectar con claridad lo que el Señor quiere decirme y comunicarme. Llevo muchos años de seguimiento de Jesús y la experiencia me ha mostrado que, lamentablemente, aquellos que más dificultad tienen para escuchar la voz de Dios son los que menos tiempo le dedican a discernirla.
Tiempo e intención, dos elementos claves para escuchar a Dios ¿Cuál es el estado de ambos en tu vida? ¿Cuáles son las consecuencias?
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