SALMO 12/ ADULACIÓN Y ARROGANCIA
Se mienten unos a otros, conversan con lengua aduladora y corazón doble. Que el Señor extirpe la palabra aduladora, la lengua que habla con arrogancia. (Salmo 12:3-4)
La Biblia le dedica mucha atención a la lengua como vehículo que expresa en gran manera quiénes somos. Ya Jesús afirmó que si quieres saber qué hay en el corazón de un ser humano, simplemente presta atención a qué dice, qué no dice, cuándo y cómo hace ambas cosas. Sería interesante poder salir de nuestros cuerpos y, desde una prudencial distancia, observar y escuchar las cosas que hablamos, o nuestros silencios, a lo largo de todo un día. Santiago escribe de forma magistral al respecto y el libro de Proverbios nos da un manual práctico sobre cosas a evitar y pautas a seguir en el uso de nuestro lenguaje. En este pasaje el salmista nos recomienda ciertas maneras de usar la palabra que deberíamos evitar.
Comienza por la mentira. Siempre me gusta ir al diccionario para ver cómo se definen los diferentes términos. De la mentira se afirma que es manifestar lo contrario de lo que se sabe, se piensa o se siente. Dicho de otra manera, darle al otro una percepción errónea de la realidad, hacer que la otra persona la perciba de forma distinta a cómo realmente es. Lo hacemos porque queremos obtener un beneficio o bien evitar un perjuicio; en cualquier caso dejamos al otro con una idea de las cosas que no es real. La adulación es definida como hacer o decir -en ocasiones, de forma exagerada- aquello que pensamos que agradará al otro. Hay un diferencia entre un cumplido sincero, honesto y amable y la manipulación por medio de halago adulador. Finalmente, el salmista habla de la arrogancia. De nuevo, si volvemos al diccionario encontramos que ésta es altanería y soberbia; es decir mirarse con vanidad a uno mismo y despreciar a los demás.
Mentira, adulación y arrogancia. Son formas disfuncionales de relacionarnos con los demás. Entiendo que hay una diferencia entre usarlas de forma puntual ¡Todos lo hacemos! y que sea nuestra manera habitual o predominante de relacionarnos con los demás. Ante el hecho puntual reaccionamos con reconocimiento y confesión; ante el hecho predominante hemos de ver que revela una actitud más profunda, una doblez de corazón, tal y como lo indica el salmista. Está indicándonos que tenemos un serio problema que necesitamos afrontar y ver si estamos dispuestos a que el Señor haga cirugía cardiaca en nuestro corazón doble. Los síntomas, mentira, arrogancia, adulación son una muestra de ello.
¿Puntual o habitual? ¿Qué revela tu vida sobre el uso de la mentira, la arrogancia y la adulación? ¿Qué vas a hacer?
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