EL SERMÓN DEL MONTE 54/ ENTRAR EN EL REINO DE LOS CIELOS/ MATEO 7




No todos los que dicen: "Señor, Señor entrarán en el reino de los cielos, sino los que hacen la voluntad de mi Padre que está en los cielos". (Mateo 7:21)


No es difícil ver en este pasaje la continuación del anterior dedicado a los falsos profetas. En este se reconoce la capacidad de estos personajes de incluso hacer acciones milagrosas; recordemos que en el libro de los Hechos hubo magos y charlatanes que aprovechaban, o pretendían hacerlo, el nombre de Jesús en su propio beneficio a la hora de hacer exorcismos. Sin embargo, las palabras del Maestro sientan dos principios que debemos considerar dada su importancia. El primero de ellos es que la única evidencia real de un seguimiento de Jesús es el cambio en nuestro estilo de vida; algo que ya aparece reflejado en los versículos anteriores del evangelio. Hacer la voluntad del Padre, es decir, vivir como el Señor vivió, es la garantía, la prueba, la certeza de que somos auténticos y genuinos seguidores del Maestro de Nazaret. Juan, el apóstol amado, lo plasmó de forma magistral cuando afirmó: "pues quien se precia de vivir unido a él, debe comportarse como se comportó Jesucristo". No se trata pues ni de las actividades que hacemos ni del lenguaje que usamos, sino de la forma en que vivimos, que ésta refleje la voluntad de Dios hacia Él y nuestro prójimo.

El segundo de ellos es la realidad del juicio que todos nosotros tendremos que afrontar. Jesús mismo, en línea con lo anterior, nos da las líneas maestras que serán usadas para el juicio, a saber, llevar a cabo la voluntad del Padre, vivir en línea con la misma. A diferencia de los dioses de la antigüedad greco-romana que se caracterizaban por su total y absoluta arbitrariedad hacia los humanos, Jesús indica de antemano cuáles serán los parámetros que serán usados para nuestro juicio, de modo que todos los conozcamos con claridad y podamos ajustarnos a ellos. Todo parece indicar que no seremos juzgados ni por nuestra escatología, ni nuestra eclesiología; tampoco nuestra pneumatología o nuestra antropología, sino por nuestro cumplimiento de la voluntad del Padre.


¿Cómo se manifiesta en tu vida el hacer la voluntad del Padre? ¿Qué evidencias puedes ver de ello, qué evidencias pueden ver otros cuando te observan?

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