EL COPERO DEL FARAÓN/ INGRATITUD/ GÉNESIS 40
Pero el copero mayor no se acordó de José, sino que se olvidó de él por completo. (Génesis 40:23)
La historia del copero mayor es una historia de ingratitud hacia José. Recibió la interpretación de su sueño -que además resultó positiva- lo cual le libró de la ansiedad en la que vivía, le devolvió la paz mental y le dio esperanza para el futuro. Lo único que le pidió José es que intercediera por él ante faraón, sin embargo, como dice el texto, el copero se olvidó del bien recibido. La ingratitud es definida por el diccionario de la lengua española como: "Desagradecimiento, olvido o desprecio de los beneficios recibidos"
La ingratitud es una actitud ampliamente extendida en el mundo en el que me ha tocado vivir. Tal vez es debido a que nuestra sociedad enfatiza tanto nuestros derechos y bien poco nuestras responsabilidades. Es posible que demos por sentado que el bien que recibimos de otros -incluido Dios- es nuestro derecho, lo merecemos y los demás están obligados a otorgárnoslo. Cuando esta actitud está presente la ingratitud es una respuesta natural; olvidamos que otros nos han hecho bien; no valoramos la acción del otro; incluso es posible que lo despreciemos porque consideramos que merecemos más y mejor que aquello que se nos ha dado y hecho. Me da la impresión que el ingrato vive centrado en sí mismo y considera que todo el universo gira o debería girar a su alrededor.
Sin embargo, la ingratitud empobrece nuestra vida y nos limita en nuestra capacidad de disfrutarla. La psicología positiva, aquella que enfatiza las cosas que hacen que la vida sea más plena, tenga más sentido y nos permita ser más felices, indica que la gratitud es un rasgo común de todas las personas felices. Apple Store y Google Play están llenos de aplicaciones que nos permiten desarrollar nuestra gratitud y de esta manera ser más felices. En fin, parece ser que no se puede ser feliz sin una buena dosis de gratitud.
Me miro en el espejo del copero y me pregunto si la gratitud está presente en mi vida. Si respondo con esta actitud hacia todo mi entorno, comenzando con el Señor, siguiendo con mi familia, mi iglesia y el resto de los círculos en los que me muevo. Reflexiono acerca de si sé apreciar los gestos, sean pequeños o grandes, hechos hacia mí por las personas con las que estoy en interacción. Me pregunto qué pensarán los demás de mí, si me percibirán como una persona ingrata o me asociarán con la gratitud; porque al final lo que cuenta no es cómo me veo yo, sino como soy percibido por otros. Para acabar, me cuestiono si soy agradecido a Dios, no únicamente por la salvación (típico tópico) sino por su providencia día a día en mi vida y la de mi entorno.
¿Qué dirían los demás de ti que te caracteriza la gratitud o la ingratitud?
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