1 CORINTIOS/ ¿QUÉ PASA CON MI DON?/ 1 CORINTIOS 12:1-11
La manifestación del Espíritu en cada uno se ordena al bien de todos (1 Corintios 12:7)
Conozco a muchos seguidores de Jesús que nunca han identificado cuál es su don y, triste y consecuentemente, no saben cuál es su contribución al cuerpo de Cristo, a la comunidad. Por otro lado, también conozco a otros seguidores que buscan con desesperación el tener algunos dones que en un lado u otro del espectro evangélico son valorados. Al hacer esto ignoran los que tienen en busca de aquellos que no poseen y olvidan que, en palabras del apóstol en este mismo capítulo, el Espíritu ha repartido a cada uno los dones como ha querido.
Conocer nuestros dones es conocer cuál puede ser nuestra contribución al Reino de Dios. Desconocerlos nos priva de ese privilegio y esa posibilidad y nos condena a no poder desarrollar todo nuestro potencial y crecer como seguidores de Jesús y permitir que se vaya desarrollando más y más en nosotros. Digo esto porque estoy convencido que una parte de nuestro crecimiento viene dado por nuestro servicio al Reino y a los otros. Son muchos los beneficios que esto genera en términos de madurez, responsabilidad, dependencia del Señor, sensibilidad hacia los otros, experimentar la presencia y el poder del trino Dios.
Esta breve reflexión no permite desarrollar en profundidad el cómo identificar nuestros dones espirituales. Al mismo tiempo, sería injusto no decir algo al respecto. Mi trayectoria de más de cuarenta años en el ministerio me permite dar un consejo. Es necesario, importante y básico el involucrarse en el servicio, el probar, el hacer cosas, en aprovechar oportunidades y crearlas si es necesario. Sólo así con la práctica, uno ira viendo las áreas en las que el Señor nos bendice, bendecimos a otros y producimos un impacto para el Reino y otras que, por más que nos gusten, nos llamen la atención o nos atraigan, realmente no es lo nuestro.
¿Cuáles son tus dones? ¿Cómo los utilizas?
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