ROMANOS/ ¿QUIÉN ESTÁ GUIANDO TU VIDA?/ ROMANOS 8:12-17
Los que se dejan conducir por el Espíritu de Dios, esos son hijos de Dios. (Romanos 8:14)
Parece ser -según dicen los que entienden- que para arraigar un nuevo hábito en nuestras vidas es preciso practicarlo de manera proactiva e intencional al menos durante 21 días seguidos. Si así se hace y se consigue, el hábito comienza a echar raíces y es más difícil que fracasemos en nuestro empeño de incorporarlo.
Al leer este pasaje del libro de Romanos veo que todo el capítulo ocho está lleno de un lenguaje de intencionalidad, de voluntariedad, de proactividad. Me explicaré. Pablo habla una y otra vez de elegir, de optar, de decidir, de permitir que sea el Espíritu de Dios -quien vive en nosotros- quien nos gobierne, dirija, controle, influencie nuestra vida. Lo describe en términos de voluntad, de decisión, y eso es algo que no pasa, por decirlo de alguna manera, por arte de magia, pasa porque uno quiere que pase, trabaja para que pase, se esfuerza para que pase.
Me pregunto cuántos de nosotros comenzamos nuestro día con esa intencionalidad. Cuántos de nosotros al empezar nuestras actividades hacemos un acto consciente de nuestra voluntad de pedir y permitir que el Espíritu de Dios -quien vive en nosotros- nos conduzca, dirija nuestras actividades, tiña nuestras actitudes, influencie nuestras decisiones, ayude nuestras decisiones y nuestras omisiones. Si no lo hacemos -algo que nos pide el apóstol que hagamos- no deberíamos de extrañarnos de nuestros resultados cotidianos.
Así que mi reto para aquel que lea este breve escrito es sumarse al experimento de 21 días. Durante 21 días comenzar cada nueva jornada pidiendo de forma intencional al Espíritu que conduzca la vida cotidiana. Puede, realmente, ser revolucionario.
¿Te animas?
Comentarios
Publicar un comentario