JESÚS/ CONMOVIDO/ MATEO 20:29-34
La gente les decía que se callaran, pero ellos gritaban cada vez más: ¡Señor, Hijo de David, ten compasión de nosotros!. (Mateo 20:31)
Los maestros judíos acostumbraban a enseñar a sus discípulos mientras juntos caminaban por los senderos de Palestina. Era una práctica habitual que requería la concentración de los seguidores para no perderse y poderse concentrar en las enseñanzas de sus maestros. Esto explica que los ciegos se pusieran a gritar a voz en cuello con la finalidad de atraer la atención de Jesús. También explica que la gente que seguía al Señor, que probablemente era numerosa, les pidieran que se callaran pues ¿quién puede seguir y concentrarse en las enseñanzas de su maestro si tiene detrás un par de locos gritando y llamando la atención?
Mateo nos narra un detalle que me parece significativo, afirma que Jesús se conmovió ante la petición de sanidad de parte de aquellos dos hombres. Por alguna razón que desconocemos su actitud produjo un hondo impacto emocional en el Maestro, algo que no vemos en todos los encuentros que tuvo con gente necesitada.
Para mí este pasaje tiene dos reflexiones bien marcadas. La primera, el contraste entre la actitud de Jesús delante del necesitado -conmoción, hondo impacto emocional y acción- y la de la gente que le seguía, incluidos sus discípulos -molestia, insensibilidad y falta de respuesta al necesitado-. Un contraste para pensar.
La segunda, la realidad de que podemos estar tan concentrados en nuestra religiosidad que perdamos de vista al mundo necesitado y que incluso este nos moleste porque nos impide concentrarnos en nuestra búsqueda religiosa personal. Pudiera ser que en vez de conmoción nos produzca disgusto y en vez de movernos a la acción nos mueva al desprecio.
¿Qué te conmueve? ¿Qué fue lo último que produjo un hondo impacto emocional en ti debido a las necesidades de un mundo roto?
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