SEGUNDA CARTA DE PABLOS A LOS CRISTIANOS DE CORINTO/ COSECHA 3/ CAPÍTULO 9

Dios, por su parte, tiene poder para colmaros de bendiciones de modo que, siempre y en cualquier circunstancia, tengáis lo necesario y hasta os sobre para que podáis hacer toda clase de buenas obras. (2 Corintios 9:8)

Algo que aprendí hace mucho tiempo es que si deseas que algo importante se haga debes de encargárselo a una persona ocupada, eso te garantizará que se llevará a cabo. El razonamiento detrás indica que quien está ocupado sabe gerenciar bien ese recurso tan importante y limitado y, consecuentemente, tendrá la capacidad de hacerlo. Por la misma lógica, aquellos que nunca hacen nada suelen siempre aducir la falta de tiempo para colaborar o invertir en algo o alguien. 

Hay una poderosa razón por la cual no damos a los demás dinero, tiempo o nuestros  recursos sociales, emocionales, espirituales o de otro tipo. Es nuestro egoísmo y miedo de que si damos nos quedemos sin algo que necesitamos o creemos necesitar. El dinero, el tiempo, la energía emocional y espiritual en general son recursos limitados y nos da temor el pensar que compartirlos puede llevar a que cuando los necesitemos no los tengamos disponibles para nosotros. Un temor muy humano, muy natural.

Sin embargo lo que la ley de la cosecha enseña es que Dios multiplicará nuestros recursos cuando los invertimos en dar a otros que están en necesidad de los mismos. Es un principio espiritual que el Señor honra y que puedo afirmar que lo he experimentado en mi propia vida personal y familiar. 

El labrador retiene una parte de la cosecha porque sabe que es necesaria para sembrar y poder tener una nueva cosecha el siguiente año. Podría retenerla, pero debe dar el paso de fe de creer que producirá fruto y así continuará el ciclo perenne de siembra y cosecha. Lo mismo nos pasa a nosotros, podemos retener o creer en fe que tendremos lo necesario para suplir nuestras necesidades y dar a otros, no únicamente dinero, sino tiempo, acompañamiento, amistad, etc.

Quien más da, más tiene. Quien más retiene menos tiene.