CARTA DE PABLO A LOS CRISTIANOS DE ROMA/ ASOMBRO Y AMBIGÜEDAD/ ROMANOS 11:11-36
33 ¡Qué profundas la riqueza, la sabiduría y la ciencia de Dios! ¡Qué insondables sus decisiones y qué irrastreables sus caminos! 34 Porque:
¿Quién conoce el pensamiento del Señor?
¿Quién fue jamás su consejero?
¿Quién ha podido darle algo
para exigirle que se lo devuelva?
¿Quién fue jamás su consejero?
¿Quién ha podido darle algo
para exigirle que se lo devuelva?
36 Él es origen, camino y meta de todas las cosas. ¡A él la gloria por siempre! Amén. (Romanos 11:33-36)
Pablo dedica todo el capítulo once a hablar acerca del pueblo de Israel y su relación con el plan de salvación de Dios. Se han desarrollado muchas interpretaciones al respecto a lo largo de la historia de la iglesia, opuestas e incluso contradictorias e incompatibles entre sí.
Estos versículos que reproduzco me hacen pensar en la incapacidad e imposibilidad de reducir al Dios creador y sustentador de todo el universo a la pequeña caja de nuestra personal visión teológica. Vivimos y nos desarrollamos como seguidores de Jesús dentro de un contexto -nuestra denominación, iglesia, grupo, etc.- que ha desarrollado una visión de Dios, del mundo y del ser humano que no siempre encaja con la realidad.
Cuando Dios no encaja con la visión que de Él hemos desarrollado tratamos, a menudo, de forzarlo dentro de la misma y he aprendido que esa rigidez nos daña porque todo lo rígido se daña con más facilidad que lo flexible.
El Señor es Dios y nadie lo controla ni le dice cómo debe ser y actuar en la historia y si no queremos rompernos espiritualmente hemos de aprender a vivir con el asombro -la aceptación de cosas que no puedo explicar- y también con la ambigüedad -la aceptación de cosas que parecen contradictorias- Porque nunca nadie le dirá a Dios cómo debe ser y actuar.
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