GÉNESIS ESTUDIO 34. LOS DESCENDIENTES DE SEM



LOS DESCENDIENTES DE SEM

GÉNESIS 11:10-32

10 Éstos fueron los descendientes de Sem. Dos años después del diluvio, cuando Sem tenía cien años, nació su hijo Arfaxad.11 Después de esto, Sem vivió quinientos años más, y tuvo otros hijos e hijas.
12 Arfaxad tenía treinta y cinco años cuando nació su hijo Sélah. 13 Después de esto, Arfaxad vivió cuatrocientos tres años más, y tuvo otros hijos e hijas.
14 Sélah tenía treinta años cuando nació su hijo Éber. 15 Después de esto, Sélah vivió cuatrocientos tres años más, y tuvo otros hijos e hijas.
16 Éber tenía treinta y cuatro años cuando nació su hijo Péleg. 17 Después de esto, Éber vivió cuatrocientos treinta años más, y tuvo otros hijos e hijas.
18 Péleg tenía treinta años cuando nació su hijo Reú. 19 Después de esto, Péleg vivió doscientos nueve años más, y tuvo otros hijos e hijas.
20 Reú tenía treinta y dos años cuando nació su hijo Serug. 21 Después de esto, Reú vivió doscientos siete años más, y tuvo otros hijos e hijas.
22 Serug tenía treinta años cuando nació su hijo Nahor. 23 Después de esto, Serug vivió doscientos años más, y tuvo otros hijos e hijas.
24 Nahor tenía veintinueve años cuando nació su hijo Térah. 25 Después de esto, Nahor vivió ciento diecinueve años más, y tuvo otros hijos e hijas.
26 Térah tenía ya setenta años cuando nacieron sus hijos Abram, Nahor y Harán.
27 Éstos son los descendientes de Térah, que fue el padre de Abram, Nahor y Harán. Harán, el padre de Lot, 28 murió en Ur de Caldea, antes que su padre Térah. Murió en el mismo lugar donde había nacido.
29 Abram se casó con Sarai, y Nahor se casó con Milcá, que era hija de Harán y hermana de Iscá. 30 Sarai no podía tener hijos porque era estéril.
31 Térah salió de Ur de los caldeos para ir a la tierra de Canaán, y se llevó con él a su hijo Abram, a su nieto Lot y a su nuera Sarai. Sin embargo, cuando llegaron a la ciudad de Harán, se quedaron a vivir allí. 32 Y Térah murió en Harán a la edad de doscientos cinco años.

Realmente no se puede decir que este sea uno de los pasajes más apasionantes ni del libro de Génesis ni del resto de la Biblia. Nos encontramos en el final de la primera parte del libro, que los estudiosos denominan el prólogo primitivo y que, como ya hemos mencionado y visto, contiene nuestra cosmogonía cristiana, es decir, la explicación de nuestros orígenes, del porqué el mundo y la experiencia humana son del tipo que son.

Dentro de esa explicación cosmogónica hemos visto las raíces de las diferentes naciones y pueblos y al llegar al final del capítulo once como si se tratara de un embudo las cosas se van enfocando más y más. De los tres hijos de Noé nos hemos centrado en Sem, el mayor de los tres, el primogénito y dentro de sus descendientes en la familia de Terah, padre de Abraham, conocido en un principio con el nombre de Abram.

Así acaba esta primera parte del libro. El próximo capítulo inaugurará lo que es conocido entre los estudiosos de la Biblia como el ciclo de los patriarcas en el que de forma detallada entraremos, primero en la historia propiamente dicha y, segundo, en la vida y relación con Dios de cada uno de ellos.

¿Con qué me quedo tras la lectura de este pasaje? Dios siempre cumple sus propósitos en la historia. Cuando el hombre decidió separarse del Señor y rebelarse contra Él provocó, como ya hemos visto, una catástrofe de dimensiones cósmicas que todavía hoy experimentamos. Sin embargo, en medio de todo ello, la acción salvadora y restauradora del Señor no ha cesado como vimos proveyendo para Adán y Eva, preservando a Caín a pesar de su crimen, salvando a Noé y su familia y ahora, escogiendo un hombre para fundar un pueblo del que nacería el Mesías.

UN PRINCIPIO
AÚN EN LOS PEORES MOMENTOS PODEMOS VER LA HUELLA DE DIOS.

UNA PREGUNTA
¿QUÉ MOMENTOS EN TU VIDA EXIGEN QUE IDENTIFIQUES ESA HUELLA QUE TAL VEZ NO ES EVIDENTE?

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