SALMO 119. DAME VIDA

Mirá mi aflicción y líbrame,
pues no me he olvidado de
tu enseñanza.
Defiende mi caso y rescátame;
¡dame vida, conforme a tu promesa!
Tu ayuda esté lejos de los malvados,
porque no siguenn tus leyes.
Señor, es muy grande tu ternura;
dame vida conforme a tu justicia.
Muchos son mis enemigos y opresores,
pero yo no me aparto de tus mandatos.
No soporto a los traidores,
a los que no obedecen tus
mandamientos.
Señor, mira como amo tus preceptos;
¡dame vida por tu amor!
En tu palabra se resume la verdad;
eternos y justos son tods tus decretos.

Leyendo las palabras de esta estrofa he visto y, consecuentemente, me ha llamado la atención que por tres veces el escritor, el poeta, el salmista, le pide a Dios que le de vida.

Recorde en mi mente que los griegos tenían dos palabras que usaban para definir o hablar acerca de la vida. La primera era "bios" y se refería a la vida en su sentido físico o fisiológico, las funciones vitales que nos permiten vivir a los seres humanos.

La otra palabra que usaban era "zoe" y se refería a la vida en el sentido espiritual o trascendente, no necesariamente religioso. La vida que va más allá de las funciones mera y puramente fisiológicas o biológicas, la vida que vale la pena ser vivida.

Creo que esa es la petición del salmista y la petición que reside en el fondo de todo ser humano, un anhelo de levantarse cada día y poder llenar de propósito, sentido y significado las veinticuatro horas que tenemos por delante.

No es de extrañar que Jesús afirmara que había venido para tuviéramos vida -zoe- y vida en abundancia.

Un principio

Tener funciones biológicas no es lo mismo que vivir.

Una oración

Por el conocimiento de las buenas noticias en Hungría.