SALMO 71. EN LA VEJEZ
No me rechaces ahora en la vejez,
no me abandones, cuando decaen las fuerzas.
no me abandones, cuando decaen las fuerzas.
El salmo 71 es un salmo de súplica con las características definitorias de este tipo de poemas. La verbalización de la súplica, como siempre en términos apremiantes, la descripción de los desafíos que enfrenta el poeta y, al final, una declaración de confianza en el Señor y su intervención que se verá correspondida por alabanza y reconocimiento por parte del salmista.
¿Qué hay de novedoso en este salmo? La perspectiva desde la que está escrito, el punto de vista de un anciano que, a los problemas normales de cualquier ser humano, añade la realidad de la decadencia física y, por tanto, las fuerzas decrecientes y un mayor sentido de vulnerabilidad. El salmista ha de recordar la intervención pasada del Señor para continuar generando fuerzas para los retos del presente y los del futuro para afrontar los cuales, tendrá menos fuerza, recursos y confianza en él mismo.
Desde mi perspectiva me siento muy identificado con el salmo. Estadísticamente hablando me quedan muchos menos años por delante que los que veo detrás si me paro y miro. Además, estos años, aunque puedan ser creativos y puedan llevar fruto, tendrán que enfrentarse con la realidad de fuerzas decrecientes y un vigor menguante en todos las dimensiones físicas. Mejoramos en la emocional, espiritual e intelectual pero, como dice Pablo, este tabernáculo terrenal se va deshaciendo poco a poco.
Esa creciente vulnerabilidad, que para un joven es algo totalmente teórico, nos lleva a ver de forma más real y necesaria la dependencia del Señor y la necesidad de entender, creer y aceptar que vivimos en un mundo controlado por Él y no únicamente a merced de fuerzas incontroladas o, lo que es peor, simplemente el azar y la casualidad.
¿Qué hay de novedoso en este salmo? La perspectiva desde la que está escrito, el punto de vista de un anciano que, a los problemas normales de cualquier ser humano, añade la realidad de la decadencia física y, por tanto, las fuerzas decrecientes y un mayor sentido de vulnerabilidad. El salmista ha de recordar la intervención pasada del Señor para continuar generando fuerzas para los retos del presente y los del futuro para afrontar los cuales, tendrá menos fuerza, recursos y confianza en él mismo.
Desde mi perspectiva me siento muy identificado con el salmo. Estadísticamente hablando me quedan muchos menos años por delante que los que veo detrás si me paro y miro. Además, estos años, aunque puedan ser creativos y puedan llevar fruto, tendrán que enfrentarse con la realidad de fuerzas decrecientes y un vigor menguante en todos las dimensiones físicas. Mejoramos en la emocional, espiritual e intelectual pero, como dice Pablo, este tabernáculo terrenal se va deshaciendo poco a poco.
Esa creciente vulnerabilidad, que para un joven es algo totalmente teórico, nos lleva a ver de forma más real y necesaria la dependencia del Señor y la necesidad de entender, creer y aceptar que vivimos en un mundo controlado por Él y no únicamente a merced de fuerzas incontroladas o, lo que es peor, simplemente el azar y la casualidad.
Un principio
A mayor vulnerabilidad, mayor dependencia de Dios.
Una oración
Por los cristianos que en Irak sufren persecución y muerte.
Una oración
Por los cristianos que en Irak sufren persecución y muerte.
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