SALMO 69. POR MI CULPA

Que por mi culpa no queden defraudados
los que esperan en ti, Señor Todopoderoso;
que por mi culpa no se avergüencen
los que tu buscan, Dios de Israel.

Aunque repite la estructura ya conocida, súplica, deseo de castigo sobre los enemigos y promesa de alabanza al Señor por su intervención, este es un salmo considerablemente más largo que otros similares y, por tanto, expresa estas tres partes ya vistas en otros poemas con mayor lujo de detalles y figuras descriptivas.

Así, por ejemplo, la súplica es expresada de una forma vívida y dramática con que muchos de nosotros nos podríamos sentir muy identificados ahora, o en otras situaciones de nuestra vida:

¡Sálvame, Dios,
que me llega el agua al cuello!
Me hundo en el fango profundo
y no puedo hacer pie;
he entrado en las aguas sin fondo
y me arrastra la corriente.
Estoy exhausto de gritar,
tengo ronca la garganta,
se me nublan los ojos
esperando a mi Dios.

A pesar de sentirme identificado con todo ese despliegue de figuras poéticas que expresan el dolor y el sufrimiento no ha sido esto lo que hoy a capturado mi atención, sino las palabras reflejadas al comienzo de esta entrada.

Me ha hecho pensar en la realidad de que vivo en un ecosistema espiritual, emocional y social. No estoy solo en el universo, hay muchas personas a mi alrededor y cualquier cosa que haga o deje de hacer tiene, de forma inmediata o, a medio y largo plazo, repercusiones y consecuencias sobre ellas.

Cualquier cambio en un ecosistema afecta a todos los componentes del mismo y al equilibrio del conjunto. El salmo me anima, me desafía y me alerta acerca de la importancia de cuidar mi vida espiritual, mi caminar con el Señor, porque los otros miembros del ecosistema, me esposa, mis hijos, mis amigos, los que buscan a Dios, observan, están al tanto, notan lo que sucede para bien o para mal. Vivir, pues, de tal manera que no represente para ellos una razón para sentirse defraudados o avergonzados. No sea un motivo para que aquellos que buscan al Señor se aparten de Él como consecuencia de mi estilo de vida.

Un principio

Hay ojos que observan, sopesan y sacan conclusiones.

Una oración

Sabiduría para que nuestras vidas no aparten a nadie del conocimiento de Dios.