SALMO 36. MISERICORDIA


Señor, tu misericordia viene del cielo,
tu fidelidad llega hasta las nubes;
tu justicia es como las altas cordilleras,
tus juicios son como un océano inmenso;
tú socorres a hombres y animales.
¡Qué inapreciable es tu misericordia, oh Dios!
Los humanos se refugian
a la sombra de tus alas.

Como muchos otros este salmo se estructura en base a un contraste. La primera parte, es dedicada al malvado, es decir, a aquel que vive abierta y conscientemente al margen de Dios. Se describen sus motivaciones y sus conductas. La segunda parte, se centra en la misericordia del Señor y de ese modo se construye el constraste.

La misericordia es distinta de la gracia. Esta última hace énfasis en nuestra culpabilidad y en el hecho de que Dios nos trata con amor a pesar que merecemos totalmente lo contrario. La misericordia hace énfasis en nuestra condición de necesidad, de vulnerabilidad, de miseria.

Se le atribuye a Sócrates, el gran filósofo griego, la frase, conócete a ti mismo. Me precio de conocerme bastante bien y cuanto más me conozco más consciente y realista soy de mi miseria como ser humano y, consecuentemente, más aprecio la misericordia de Dios hacia mi vida. No es nada difícil para mí el pensar cómo sería mi existencia si simplemente la misericordia del Señor no me hubiera alcanzado y continuara alcanzándome. Tal vez no es difícil pensar cómo podría ser mi vida si, contrariamente, permitiera que la misma me alcanzara y me socorriera más a menudo.

Un principio

Conocerce uno mismo ayuda a valorar la misericordia de Dios.

Comentarios

  1. Todos tenemos necesidad de la misericordia de Dios. Este salmo me gusta además, porqué muestra la real existéncia de un Dios inmenso pero personal, no una simple fuerza. Sus atributos de amor, fidelidad, justicia, salvación, protección, fuente de la vida, luz en nuestro camino... ¡Inmensamente precioso!

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  2. Me encanta poder descubrir un poquito mas de Dios.
    Me alegra pensar que aun antes de que lo conociera cuando andaba por camino de maldad el me amaba y me esperaba como un padre espera la llegada de un hijo.
    Así mismo también me lleva a pensar en mi debilidad y mi continua necesidad de buscarlo a Él, y también buscar tener una actitud de amor hacia las personas que aun no le conocen.
    El Amor de su Dios y su Misericordia son tan grandes que tal vez nunca las alcance a comprender.

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