LA HUMANIDAD DE JESÚS
Marcos 14:1-42
Estos versículos narran los acontecimientos antes del arresto de Jesús por las autoridades, es decir, la última cena con los discípulos, la promesa de Pedro de nunca abandonarlo y el tiempo a solas que Jesús pasó en oración. Esto último es lo que ha llamado mi atención.
Y se llevó consigo [Jesús] a Pedro, a Santiago y a Juan. De pronto comenzó a sentirse atemorizado y angustiado. les dijo: -Me ha invadido una tristeza de muerte. Quedaos aquí y velad.
Se adelantó unos pasos más y, postrándose en tierra, oró, pidiéndole a Dios que, si era posible, pasara de él aquel trance.
Decía: -¡Padre, todo es posible para ti! Líbrame de esta copa de amargura: pero no se haga lo que yo quiero, sino lo que quieres tú.
Se adelantó unos pasos más y, postrándose en tierra, oró, pidiéndole a Dios que, si era posible, pasara de él aquel trance.
Decía: -¡Padre, todo es posible para ti! Líbrame de esta copa de amargura: pero no se haga lo que yo quiero, sino lo que quieres tú.
Cuesta asociar el temor, la angustia, el miedo y profunda tristeza con Jesús. Su divinidad ha eclipsado demasiado a menudo su humanidad y con ello hemos perdido el Dios cercano, empático, que puede entender nuestras emociones más profundas porque el mismo las ha vivido y experimentado. Y al perder esto, perdemos también la confianza para acercarnos a Él y abrir y volcar nuestro corazón en un Dios que no es lejano ni distante, sino cercano y comprensivo porque se ha puesto en nuestra piel y ha experimentado la tragedia que, en muchas ocasiones, significa ser humano.
Un principio
La humanidad de Jesús me invita a poder ser abierto, honesto, sincero con mi realidad como ser humano.
La humanidad de Jesús me invita a poder ser abierto, honesto, sincero con mi realidad como ser humano.
Comentarios
Publicar un comentario