CONFLICTO INTERNO
Una de las consecuencias del pecado es que nos ha roto internamente. A pesar de nuestra capacidad de reconocer el bien, lo que es justo y lo que es correcto, a menudo no lo seguimos y nos dejamos llevar por nosotros mismos, nuestras inclinaciones y nuestros deseos. A menudo, demasiado a menudo lo único que recibimos es una cosecha de muerte, en el sentido más amplio del término.
Lo cierto es que ese conflicto nos acompañará toda la vida, es algo con lo que hemos de vivir y acostumbrarnos a que forma parte de nuestra realidad como seres humanos.
Como decía en una de mis reflexiones anteriores es un gran consuelo para cualquier cristiano saber que Jesús entiende, él sabe, él ha estado ahí.
Hoy leía la carta de Santiago quien da un poco más de luz sobre mi experiencia humana. Afirma, ¿De dónde surgen los conflictos y las luchas que hay entre vosotros? Sin duda de las pasiones que lleváis siempre en pie de guerra en vuestro interior. Es cierto, es una buena descripción de mi realidad, siempre hay un conflicto interno a punto de estallar, por una razón o por otra.
Santiago da una estrategia que produce esperanza. Afirma en el capítulo 4 versículo 7, Someteos pues a Dios y resistid al diablo, que no tendrá más remedio que huir.
Tristemente, los cristianos, yo mismo incluido, pensamos que eso ha de pasar de forma mecánica, espontánea, natural, sin ningún esfuerzo, lucha o tensión por nuestra parte ¡Craso error!, error que nos ha llevado a mucho dolor y frustración.
Lo cierto es que ese conflicto nos acompañará toda la vida, es algo con lo que hemos de vivir y acostumbrarnos a que forma parte de nuestra realidad como seres humanos.
Como decía en una de mis reflexiones anteriores es un gran consuelo para cualquier cristiano saber que Jesús entiende, él sabe, él ha estado ahí.
Hoy leía la carta de Santiago quien da un poco más de luz sobre mi experiencia humana. Afirma, ¿De dónde surgen los conflictos y las luchas que hay entre vosotros? Sin duda de las pasiones que lleváis siempre en pie de guerra en vuestro interior. Es cierto, es una buena descripción de mi realidad, siempre hay un conflicto interno a punto de estallar, por una razón o por otra.
Santiago da una estrategia que produce esperanza. Afirma en el capítulo 4 versículo 7, Someteos pues a Dios y resistid al diablo, que no tendrá más remedio que huir.
Tristemente, los cristianos, yo mismo incluido, pensamos que eso ha de pasar de forma mecánica, espontánea, natural, sin ningún esfuerzo, lucha o tensión por nuestra parte ¡Craso error!, error que nos ha llevado a mucho dolor y frustración.
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