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LEVÍTICO PARTE IV/ CÓDIGO DE SANTIDAD/ CAPÍTULOS 24 Y 25

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Habla a los israelitas y diles: Cuando hayáis entrado en la tierra que yo os entrego, la tierra deberá de disfrutar de un tiempo de descanso en honor del Señor. Estos capítulos de Levítico afirman algo muy importante, la tierra pertenece a Dios y nosotros los humanos únicamente la tenemos en usufructo y, por tanto, somos simples administradores de algo que no nos pertenece y acerca de lo cual deberemos de rendir cuentas. Dios ordena que no solamente los seres humanos han de descansar, también el día de reposo alcanzaba a los animales los cuales, igual que sus propietarios, merecían el descanso semanal. Nuevamente el principio detrás del mismo es la propiedad del Señor sobre toda la creación (Salmo 24:1) No es difícil ver aquí las bases para una ecología cristiana. La preservación de la creación no es una aportación de la nueva era a la conciencia mundial aunque, hay que reconocer en beneficio de este movimiento, que han sabido interpretar el mandato bíblico con m...

LEVÍTICO PARTE IV/ CÓDIGO DE SANTIDAD/ CAPÍTULO 23

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Las fiestas dedicadas al Señor. Dios estableció diversas fiestas que el pueblo de Israel debía de celebrar -me gusta la palabra celebrar en vez de observar-. Además del sábado, que se repetía con una frecuencia semanal, había la fiesta de los panes sin levadura, la de los primeros frutos de la cosecha, la de las semanas, la de las trompetas, la expiación y las tiendas. Todas ellas estaban relacionadas con momentos significativos de la historia del pueblo o bien del ciclo anual. Me ha llevado a pensar en algo a lo que los evangélicos no le hemos dado, según mi humilde opinión, toda la importancia que debería tener, el año litúrgico y la celebración de las diferentes efemérides que el mismo contempla.  El año litúrgico no es un invento de la Iglesia Católica sino una tradición que nos viene de siglos y siglos de práctica por parte de los seguidores de Jesús. El año litúrgico nos ayuda a en medio de la vorágine de la vida cotidiana pararnos y pensar en hitos si...

LEVÍTICO PARTE IV/ CÓDIGO DE SANTIDAD/ CAPÍTULO 22

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Y cuando ofrezcáis un sacrificio de acción de gracias al Señor, hacedlo de forma que sea aceptable. El apóstol Pablo afirmaba que cualquier cosa que hagamos, pongamos en ella el corazón, como si lo hiciéramos para Dios y no para los hombres.  Esto me hace pensar que un sacrificio de acción de gracias puede ser mi trabajo, mis estudios, mi servicio a otros. Me hace pensar que la acción de gracias a Dios no está limitada a cosas religiosas sino más bien a vivir la vida cotidiana y todo lo que ello implica de modo que agrade a Dios. Y agrado a Dios cuando le pongo el corazón a las cosas que hago, a todo lo que hago. Cuando lo llevo a cabo con cariño, con mimo, con calidad, con excelencia, sin desidia, sin ruindad. Cuando lo ejecuto como si el Señor fuera el destinatario de todo aquello que efectúo y no los hombres. De modo que el ámbito es toda la vida y poner el corazón la medida de la calidad.

LEVÍTICO PARTE IV/ CÓDIGO DE SANTIDAD/ CAPÍTULO 21

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Ningún descendiente del sacerdote Aarón, que tenga algún defecto, se acercará para presentar las ofrendas al Señor; si tiene un defecto, no podrá acercarse a hacer ofrendas... a su Dios... pero no podrá pasar detrás del velo, ni se acercará al altar, pues tiene un defecto y profanaría mis lugares santos. . Yo, el Señor, soy el que los santifico. La Ley de Moisés tenía una gran limitación, aunque se esforzaba por mantener una pureza o santidad exterior dejaba intacto el corazón de tal modo que era posible mantener las reglas externas pero las actitudes internas, las motivaciones, los valores y las prioridades no eran para nada cambiadas o afectadas por Dios. Siguiendo esta lógica un sacerdote que tenía defectos físicos no podía oficiar delante del Señor. Otro, aunque su corazón fuera indigno, podía hacerlo pues nadie podía detectar esas inconsistencias. Por decirlo de alguna manera se daba por sentado que el sacerdote llevaría una vida interior pura. Eso, lamenta...

LEVÍTICO PARTE IV/ CÓDIGO DE SANTIDAD/ CAPÍTULO 20

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Seréis para mí santos, porque yo, el Señor, soy santo. Me considero una persona eminentemente práctica y al leer estas palabras dadas por Dios a sus seguidores me pregunto ¿Y esos en la vida cotidiana qué significa? Mis pensamientos me llevan a pensar rápidamente en Jesús, Dios hecho ser humano pare enseñarnos lo que significa ser un auténtico y genuino ser humano. Para mostrarnos el tipo de personas que hubiéramos podido ser si el pecado, nuestro deseo de vivir al margen de Él, no lo hubiera hecho totalmente inviable y nos hubiera convertido en lo que somos. Siguiendo con esta línea práctica de pensamiento, ser santo sería ser más y más como Jesús, imitarle en su manera de ver a Dios y en su manera de ver a otros seres humanos. Implicaría ir incorporando a mi vida sus valores, sus prioridades, su forma de tratar a la gente, su compromiso con el Padre y con un mundo necesitado. En definitiva, ser un "pequeño Jesús". Esto me ayuda a pasar del concepto ...

LEVÍTICO PARTI IV/ CÓDIGO DE SANTIDAD/ CAPÍTULO 19

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No oprimirás a tu prójimo ni lo despojarás. ¿Cómo trato a mi prójimo? Esta es la idea central que transmite este fragmento. Aquí habla de opresión y de despojo, sin embargo, el pasaje va más allá y nos confronta con todas aquellas actitudes, acciones u omisiones que perjudican a nuestro prójimo, sean hechas de forma consciente o inconsciente. Al leer esto simplemente vienen a mi mente las palabras de Jesús: Portaos con los demás como queréis que los demás se porten con vosotros. El Maestro, al menos para sus seguidores, da un perfecto antídoto contra el abuso, la opresión y el despojo.

LEVÍTICO PARTE IV/ CÓDIGO DE SANTIDAD/ CAPÍTULOS 17 y 18

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No haréis como se hace en Egipto donde habitasteis; ni haréis como se hace en Canaán a donde yo os conduzco; ni seguiréis sus costumbres. La invitación del Señor es clara, debemos de vivir de forma diferente a como vive la sociedad en la que estamos. Muchas veces algunos seguidores de Jesús han enfatizado la diferencia en cosas como la bebida, el baile y, sobre todo, la moralidad sexual. Mientras que algunas de esas cosas forman parte de la necesidad de ser diferentes del entorno en el que vivimos no son, ni mucho menos, las únicas y tal vez las más importantes.  Hay muchas otras cosas en las cuales deberíamos marcar una distancia clara y contundente con nuestra sociedad, aún más, deberíamos denunciarlas y hacerles frente porque son claras manifestaciones del mal, algo que Dios aborrece de forma profunda. Me refiero a la corrupción política y económica rampante en nuestro país. Hablo de la explotación de los emigrantes y el menoscabo de sus derechos...