JESÚS/ DIGNOS DE ÉL/ MATEO 10:32-42
Y el que no esté dispuesto a tomar su cruz para seguirme, tampoco es digno de mí (Mateo 10:38)
Cualquier que lleve muchos años en el mundo evangélico, como es mi caso, estará al día de las múltiples discusiones que hay entre sus diferentes familias, discusiones acerca del don de lenguas, el rol de la mujer en la comunidad, los tipos de alabanza, la organización eclesiástica, las formas de evangelización, la actualidad o no de los carismas y un sinfín de temas similares que dividen, en ocasiones de forma triste y preocupante, a la comunidad de seguidores de Jesús.
Sin embargo, hasta donde puedo recordar, nunca he participado u oído hablar de una discusión acerca de la indignidad de afirmar que uno sigue a Jesús y, sin embargo, en su vida cotidiana se niega de forma rotunda a tomar la cruz. Desconozco este tipo de discusiones, no veo ningún esfuerzo por tratar de entender y practicar mejor el mensaje del Maestro en este punto. No lo negamos, sin duda, simplemente lo ignoramos y pasamos de puntillas por él, eso si, con toda seguridad lo tenemos subrayado en nuestra Biblia como una de esas frases memorables de Jesús.
Para cualquier judío contemporáneo de Jesús la cruz era un símbolo de sufrimiento y uno extremo. Varus, general romano contemporáneo de Jesús, mandó a crucificar a lo largo de los caminos de Galilea a más de dos mil personas que participaron en una revuelta contra el poder de Roma. Para sus oyentes la afirmación de Jesús debió ser, sin ningún género de dudas, chocante.
Nos puede gustar o no pero la invitación de Jesús a seguirle es una invitación a tomar la cruz y esto, inevitablemente, implica una opción intencional y voluntario por el sufrimiento. Porque entendámoslo bien, la cruz en la vida de Jesús simboliza su muerte para que nosotros podamos ser salvos y en nosotros se pueda formar ese hombre nuevo que Él tuvo en mente desde la creación. Consecuentemente, la cruz ha de significar en nuestras vidas la disponibilidad y la acción para vivir como agentes de restauración en este mundo roto.
Si optas por seguir a Jesús optas por el sufrimiento, por la cruz. Si no tomas la opción de la cruz -y todo lo que ello implica- no has entendido nada, absolutamente nada, del significado de seguir a Jesús y, además, no eres ni siquiera digno de Él, puesto que no nos ha dejado la opción y la posibilidad de seguirle sin cruz, simplemente es incompatible.
¿Qué sucede con tu cruz? ¿Qué signos del sufrimiento redentor inherente a la cruz hay en tu vida?
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