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UNA CREACIÓN SINGULAR (SALMO 139)

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  Veían tus ojos como me formaba, en tu libro estaba todo escrito; estaban ya trazados mis días cuando aún no existía ni uno de ellos. (Salmo 139:16) La Biblia dice una y otra vez que nuestro destino es que Cristo sea formado en nosotros, que cada uno de nosotros desarrollemos en nuestras vidas la forma de pensar, de vivir, el carácter de Jesús. Es es denominado como el hermano mayor de todos nosotros, el prototipo, el primero de una nueva generación de seres humanos, de la familia y pueblo de Dios. Algún día, afirma el apóstol Juan, seremos semejantes a Él, iguales, a Él. Pero todavía no. Lo bueno de todo lo anteriormente dicho es que Dios no piensa en clones, siempre tiene en mente originales, piezas únicas y singulares, irrepetibles. Eso es lo que deduzco del salmo 139, no hay dos personas como Félix Ortiz (afortunadamente piensan muchos). Soy como soy porque el Padre me ha hecho de esta manera. Atención, pero también soy un ser humano afectado por el pecado. Dicho de otro modo,...

¿A DÓNDE IRÉ?

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  ¿A dónde iré lejos de tu Espíritu? ¿A dónde huiré lejos de tu presencia? (Salmo 139:7) Aldous Huxley describió en su libro 1984 un estado totalitario que está constantemente presente en la vida de sus ciudadanos. Nadie puede escapar de su control, permanentemente el Gran Hermano está vigilando y es imposible sustraerse de su observación. Pareciese que el salmista esté expresando algo similar ¿Dónde puede uno ir si desea escapar del Señor? Únicamente he reproducido un versículo del salmo, pero son varios los que describen la imposibilidad de evitar la presencia del Señor. Ya lo intentaron Adán y Eva con escasos resultados. Juan, en su evangelio, en el capítulo 3, también nos habla que cuando la luz -Jesús- vino al mundo, nosotros preferimos las tinieblas -pensando cándidamente que nos encubrirían- a la luz que revelaban nuestra maldad. En resumen, vano es el intento de huir de Dios. Sin embargo, yo hago una lectura positiva y en clave de gracia. El amor, dice Juan en su primera ca...

ME CONOCES MUY BIEN (SALMO 139)

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  Dios mío, Tú me conoces muy bien; ¡Sabes todo acerca de mí! (Salmo 139:1) Una de las grandes preocupaciones de la vida contemporánea es la pérdida de la privacidad. Las grandes compañías tecnológicas, como la que uso en estos momentos para transmitir mis pensamientos, almacenan y procesan infinidad de datos relacionados con nosotros. Cuándo y cuánto tiempo nos conectamos a la red, qué vemos o buscamos, desde dónde nos conectamos y un largo etcétera. Toda esa información es guardada, procesa y posteriormente vendida a terceros. El perfil de cómo somos, qué pensamos y cuáles son nuestras orientaciones sexuales, políticas y religiosas son cuidadosamente clasificadas. Seamos honestos, las leyes de privacidad no están hechas para los mortales simples como nosotros, sino para proteger los intereses de los grandes y poderosos. La verdad, da miedo qué se podrá llegar a hacer un día con esa información. Bueno, pues según David, el Señor tiene un total conocimiento de todo lo que somo...

NO TE RINDAS CONMIGO (SALMO 138)

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  Dios mío Tú cumplirás en mí todo lo que has pensado hacer. Tu amor por mí no cambia, pues Tú mismo me hiciste. ¡No me abandones! (Salmo 138:8) La fotografía muestra un rascacielos de Caracas que no se terminó de construir y ahí quedó como un símbolo de un proyecto inacabado. Por alguna razón los promotores desistieron del proyecto y quedó abandonado. Este versículo del salmo 138 me ha pensar en esos momentos de la vida en que perdemos la esperanza con alguna persona. Hemos invertido tiempo y esfuerzos, hemos sido pacientes e intencionales. Pensamos que hemos hecho todo aquello que estaba en nuestras manos y ha sido en vano. Nos hemos desmotivado, hemos perdido la esperanza y, consecuentemente, lo hemos dejado correr, nos hemos rendido. Lo que hay es lo que hay, no cambiará. Dios ha pensado hacer de nosotros una persona nueva, alguien semejante a Jesús. Ese es su gran proyecto con nosotros. No nos engañemos, su propósito no es hacernos felices en los términos que la sociedad ...

NOSTALGIA Y VENGANZA (SALMO 137)

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Junto a los ríos de Babilonia nos sentábamos entre lágrimas al recordar a Sión. (Salmo 137:1) Este salmo no pertenece a David. Fue escrito varios cientos de años después cuando el pueblo de Judá se encontraba en la cautividad de Babilonia. Sus líneas rezuman nostalgia por la Jerusalén perdida y un deseo de venganza contra sus deportadores. No hay ni una sola expresión de autocrítica respecto a cuáles fueron las causas que les llevaron a experimentar lo que en esos momentos estaban viviendo. No hay tampoco ningún atisbo de reflexión acerca de qué deseaba el Señor enseñarles por medio del exilio y el desarraigo. No, nada de eso, tan solo nostalgia y deseo de venganza, una ira contenida que necesita explotar de forma sangrienta. Tres lecciones básicas para nosotros. Con Jesús nos hemos convertido en un pueblo que no se alimenta de la nostalgia -que nos ata al pasado- sino de la esperanza -que nos enfoca al futuro-; tampoco se alimenta de la venganza -que nos destruye po...

CICLO DE VIDA (SALMO 136)

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Alabad al Señor por su bondad, porque es eterno su amor. (Salmo 136:1) El salmo 136 tiene una estructura curiosa para nosotros los occidentales. Cada versículo sigue el mismo patrón; primero hace una afirmación referida a la intervención del Señor en la historia de Israel, a continuación, la refrenda afirmando que está relacionada con el eterno amor del Señor. Todo el salmo tiene esta cadencia. Es algo común en el Antiguo Testamento la invitación a mirar hacia atrás -no para quedarse anclado en los viejos buenos tiempos- sino para reconocer las pautas de la intervención de Dios en la vida de su pueblo. Sería una buena experiencia el poder construir nuestro propio salmo, desgranar los episodios de nuestra vida y reconocer el amor eterno del Señor para con nosotros.  

COMO TUS ÍDOLOS (SALMO 135)

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  Los ídolos de las naciones son plata y oro, obra de manos humanas. Tienen boca y no hablan, ojos pero no ven, oídos pero no oyen, no tiene aliento su boca. Que sean como ellos quienes los hacen, todo aquel que en ellos confía. (Salmo 135:15-18) La antropología nos enseña que los pueblos acaban pareciéndose a los dioses que adoran. Pueblos guerreros y sanguinarios adoran o adoraban en el pasado a divinidades que eran como ellos y reforzaban ese carácter militarista y violento. Más modernamente podemos afirmar que acabamos convirtiéndonos en aquellos que adoramos, porque seamos sinceros, incluso aquellos que no creen en Dios tienen sus dioses, es decir, aquellas cosas en las que han depositado su corazón, su esperanza, su sentido, su satisfacción.  En la Biblia la versión última y definitiva de Dios es Jesús. Al Padre, nadie lo ha visto jamás pero, como afirmó el propio Jesús, verlo a Él es verlo al Padre. El propósito de la vida cristiana es parecernos a Jesús,...