¿CUÁL ES NUESTRA ACTITUD HACIA EL EMIGRANTE?
[El Señor] que defiende la causa de la viuda y del huérfano, y muestra su amor por el emigrante proveyéndole de pan y vestido. Mostrad vosotros también amor por el emigrante, porque también vosotros fuisteis extranjeros en el país de Egipto (Deuteronomio 10:18-10)
Si nuestro Dios no nos confronta, nos hace sentir incómodos, desafía nuestras perspectivas de la vida, nuestros valores, etc., entonces es que lo hemos domesticado y ha dejado de ser el Señor. En estos días los discursos de odio hacia los emigrantes no dejan de aumentar. Los políticos, sin ningún pudor exacerban la xenofobia, es decir, el miedo al extranjero, al que es diferente a nosotros.
Sé, creo que no soy tonto, que es un problema complejo y no es fácil de afrontar. Pero, al mismo tiempo, no puedo ignorar lo que me enseña la Escritura. Estos fragmentos de Deuteronomio no pueden ser más claros y directos. Entonces ¿qué hago con ellos? ¿los descarto porque pertenecen al Antiguo Testamento? ¿descarto también, pues, los diez mandamientos porque forman parte de las enseñanzas de esa parte de la Biblia? ¿los descarto porque chocan con mi percepción de la vida y ponen de manifiesto mis miedos?
De nuevo, no afirmo que sea algo fácil, pero la misma incomodidad que nos suscita es una evidencia que el seguimiento de Jesús es, a menudo, contracultural. Además, no olvides que Jesús también fue un emigrante.
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