CUARESMA, DÍA 11


 ¿Acaso es justo que una persona defraude al Señor como vosotros me estáis defraudando? De nuevo replicáis: “¿En qué te hemos defraudado?”. ¡En los diezmos y en las ofrendas! Por eso estáis amenazados de maldición, porque todos vosotros, la nación entera, no cesáis de defraudarme. Traed los diezmos íntegros a los almacenes del Templo para que no falten víveres en él; ponedme a prueba procediendo así —dice el Señor del universo— y veréis cómo abro las ventanas del cielo para derramar sobre vosotros bendiciones a raudales. (Malaquías 3:8-10)

¿Cómo usamos nuestras finanzas? No es cuestión de cuánto poseemos ni cuánto ganamos, sino más bien si tenemos la perspectiva correcta al respecto. La mayordomía nos enseña que todo lo que tenemos pertenece al Señor y no es dado para ser administrado conforme a sus criterios. Uno de ellos es que el diezmo -que fue instituido antes de que la Ley fuera dada- es la manera práctica en que le expresamos a Dios nuestra comprensión de que Él es el Señor de nuestras finanzas.

La Cuaresma, este tiempo de reflexión profunda, es una oportunidad para poner nuestras finanzas ante el ojo evaluador del Señor. ¿Qué ves? ¿Qué paso, por pequeño que sea, vas a dar como consecuencia de esa observación?

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