APRENDER A DECIR NO

 



Andan algunos diciendo: "todo me está permitido!. Si, pero no todo es conveniente. Y, aunque todo me esté permitido, no debo dejar que nada me esclavice. (1 Corintios 6:1)

Pablo nos enseña que hemos sido llamados a libertad y nos pide que no la usemos para volvernos a esclavizar a las cosas de las cuales hemos sido precisamente liberados. De hecho, el apóstol menciona que aunque la libertad nos amplía el ámbito de lo que podemos hacer o dejar de hacer necesitamos criterios para guiarnos en esta nueva vida de libertad.

Si entiendo bien el pasaje, Pablo nos está mencionando dos criterios que nos exigen reflexión pero que, a la vez, nos pueden servir de mucha ayuda. El primero es la conveniencia. Yo definiría conveniencia, como una cosa, que resulta buena, adecuada y útil. Dicho de otra manera ¿me edifica, me hace más similar a Jesús, desarrolla en mí su carácter? Tal vez, si no podemos responder positivamente a estas preguntas no es conveniente.

El segundo es que esa determinada acción, omisión, actitud o motivación no me esclavice, es decir, no se convierta en algo compulsivo sobre lo cual yo ya no tengo control. Jugar fútbol, ir al gym o practicar bicicleta son todas ellas actividades positivas en sí mismas, pero si no puede tener mi tiempo con Dios o dedicarle atención a mi familia porque sí ó sí he de llevar a cabo esas actividades, tal vez ya se han convertido en algo que me esclaviza y a lo que con la ayuda del Señor debo decir: NO

¿Qué te esclaviza, que tienes asumido en tu vida y no te está conviniendo?

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