ENCUENTROS CON JESÚS: LA PROSTITUTA Y EL FARISEO
A quien poco se le perdona, poco amor manifiesta.... Pero Jesús dijo a la mujer: Tu fe te ha salvado. Vete en paz. (Lucas 7:36-50)
En este encuentro tenemos dos personajes bien diferentes, incluso podríamos afirmar que incompatibles entre sí. Por un lado un fariseo que desconocemos qué le impulsó a invitar al Maestro a su casa. Si sabemos, porque el propio Jesús lo afirma, que mostró una total falta de cortesía hacia él. Tal vez le motivó la curiosidad, tal vez quería ponerlo en evidencia. Nada nos dice el texto al respecto.
Por otro lado, una prostituta, una mujer de pésima reputación que en público, sin ningún pudor, con total ausencia de vergüenza, otorgó a Jesús un tratamiento excepcional, una expresión increíble de amor y respeto. Algo que el Señor aceptó y, precisamente, le valió el reproche y la descalificación por parte del fariseo anfitrión.
Sin embargo, Jesús, no sólo no rechazó el acto de aquella mujer pecadora, antes al contrario, lo aceptó y dijo tres grandes afirmaciones acerca de ella: era una mujer de fe, había recibido la salvación y, finalmente, podía ir en paz, con el shalom del Señor, restaurada en su relación con Él.
Las palabras de Jesús a Simón son un reto para nosotros. Nos llevan a pensar cuánto valoramos lo que Dios ha hecho por nosotros. ¿Cómo debe vivir alguien que es consciente de su propia realidad ante Dios? ¿Cómo debe de afectar nuestro desempeño en la vida cotidiana? ¿Cómo debe afectar a nuestra relación con aquello que todavía no han experimentado el mismo perdón?
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