ERES COLABORADOR DE DIOS
Nosotros somos colaboradores de Dios. (1 Corintios 3:9)
¡Qué título tan honroso! El Padre nos considera colaboradores suyos. Personas invitadas a unirnos a Él en sus planes y esfuerzos por y para la humanidad.
Entender cuáles son esos planes del Padre nos puede dar una mejor comprensión de cómo podemos colaborar con Él y, al entenderlo, aplicarlo y aterrizarlo en nuestra vida cotidiana.
La Escritura nos indica que el Señor desea que todas las personas sean salvas y puedan venir al conocimiento de la verdad. Fundamentalmente, eso se lleva a cabo por medio de la proclamación del Reino, del mensaje de salvación. Ahí ya podemos colaborar con Él dando a conocer este mensaje de reconciliación con todos aquellos que viven en nuestros círculos de influencia. Compartir la buena noticia es colaborar con Dios. Sin embargo, también es cierto que algunos de nosotros hemos agotado nuestros círculos, ya hemos compartido con todos aquellos que pertenecen a ellos y hemos obtenido algunos resultados y muchas negativas. Pareciera ser que en este terreno hemos tocado techo.
Pero la Palabra también nos enseña que Dios busca continuar bendiciendo a toda la humanidad a pesar de que esta, en buena parte, no muestra interés por Él. Es lo que se denomina la gracia común. El Padre hace salir el sol y envía la lluvia sobre los justos y los injustos y otorga dones a los seres humanos para hacer la vida más fácil y llevadera. Aquí también podemos ser colaboradores del Padre, porque cada vez que hacemos el bien a alguien, creyente o no, lo merezca o no, estamos uniéndonos a Él en su deseo de bendecir.
Así pues, cada día que me levanto he de ser intencional en proclamar el Reino por medio de compartir la buena noticia y demostrar el Reino por medio de la práctica indiscriminada del bien. Dos formas prácticas de colaborar con Dios al alcance de cualquiera.
¿Cuán evidente es en tu vida que eres colaborador de Dios?
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