PROFETAS Y REYES, SAÚL, OPOSICIÓN
Pero el pueblo dijo a Saúl: ¿Cómo va a morir Jonatán que ha proporcionado esta gran victoria a Israel? ¡De ninguna manera! Vive Dios que no caerá en tierra ni un cabello de su cabeza, pues la gesta de hoy la ha realizado con la ayuda De Dios. Y así el pueblo libró de la muerte a Jonatán. (1 Samuel 14:45)
Una mala decisión suele llevar a otra. Saúl, en su deriva autoritaria, condenó a muerte a cualquier que comiera antes de haber acabado con todos sus enemigos y, para ello, invocó el nombre del Señor. Hacerlo no justifica ni santifica las decisiones del líder. El nombre de Dios no es una coartada mágica para darle cobertura a lo que son nuestras ideas, planes o intenciones. Precisamente, como vemos aquí, oponerse a estas decisiones es la forma más adecuada de lidiar con el liderazgo. Saúl, de manera irracional había condenado a muerte a su hijo. El pueblo entendió que el Señor no estaba con él y se opuso.
Aprendo que hay ocasiones en que los líderes no tienen razón. También, que no es infrecuente que su falta de razón la vistan de voluntad del Señor. Otros llegan al extremo de afirmar que oponerse a ellos y sus decisiones equivale a oponerse al Señor y su voluntad. No es así, todos los seguidores de Jesús poseemos su Espíritu, quien habita en nosotros, y tenemos su Palabra para guiarnos a toda la verdad y poder discernir cuando el líder, falible como cualquier otro ser humano, está tomando decisiones dañinas para él, la comunidad o ambos. Por otro lado, todo líder precisa gente a su lado que no le ría incondicionalmente las gracias, sino que lo confronte con la verdad en amor.
Eso le faltó a Saúl, esperemos que no te falte también a ti.
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