PROFETAS Y REYES, MICAL, ÍDOLOS FAMILIARES
Luego Mical cogió los ídolos familiares, los metió en la cama, puso una piel de cabra sobre la almohada y los tapó con ropa. (1 Samuel 19:13)
El contexto del pasaje es el deseo obsesivo de Saúl de matar a su yerno David. Mical, la mujer de este último, lleva a cabo una artimaña a fin de proteger la vida de su marido. Llama, sin embargo, la atención el hecho de que para hacerlo utilice los ídolos familiares. Sorprende que la familia de Saúl, el rey ungido en su momento por el Señor tuviera en su hogar ídolos que, a todas luces, son contrarios con la voluntad de Dios. Personalmente, aun me parece más sorprendente que David, el rey ungido, el que es denominado en las Escrituras como una persona según el corazón del Señor, permitiera esos ídolos en su hogar. La contradicción es evidente y no hay que buscarle explicaciones forzando el texto, hay lo que hay.
Pero, si aterrizamos el pasaje a nuestra realidad podemos plantearnos hasta qué punto existen ídolos en nuestras vidas. Pueden ser de tipo consciente. Es decir, cosas que apreciamos, que sabemos que van en contra de la voluntad del Señor pero que no queremos someter. Los atesoramos, es un área de, digámoslo así, independencia en nuestras vidas. Pero, también puede darse el caso de que no tengamos conciencia de ello. Lo hemos asimilado de tal manera en nuestro modo de ser que, ni siquiera, tenemos una comprensión de lo que son. Los hemos, valga la expresión, naturalizado.
En el primero de los casos el arrepentimiento es el camino para desechar esos ídolos de nuestras vidas. En el segundo, el discernimiento que solo puedo venir si nos ponemos ante el Espíritu del Señor para que nos examine y muestre.
¿ídolos en tu vida?
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