PROFETAS Y REYES, LA MUERTE DE SAMUEL
Samuel murió y todo Israel se reunión para hacerle duelo. (1 Samuel 25:1)
Samuel, eclipsado por Saúl en sus últimos años, incluso temeroso de él, llegó al final de sus días y fue llorado por todo Israel. El pueblo reconocía la integridad de su liderazgo mientras fue juez de Israel. Sus hijos no siguieron sus pasos, sin embargo, su vida dejó un impacto en la de otros.
¿Cómo se mide el valor de una vida? Hay diferentes formas de hacerlo y el patrón que usemos determinará los resultados que obtengamos y la valoración que demos a la vida medida. Un patrón podría ser el usado por las redes sociales; vales lo que tienes en términos de seguidores. Otro patrón sería el usado por amplios sectores de nuestra sociedad, poder, influencia, popularidad, reconocimiento. El dinero y la prosperidad podría ser otro patrón de medida, tanto tienes, tanto vales.
Es tentador para los seguidores de Jesús caer en estas órbitas y dejarnos medir por esos criterios. Cuando lo hacemos, perdemos el criterio bíblico como fuente para la valoración de nuestra vida. Para mí, ese criterio es doble; cuán evidente es la imagen de Jesús en mi vida y qué tipo de contribución he hecho para bendecir al mundo. Personalmente, quiero ser medido y valorado a la luz de esos dos criterios tan arraigados en la Palabra. Quiero que el día que se lleve a cabo mi funeral, las personas rápidamente, puedan hacer una evaluación rápida de cómo viví y puedan afirmativamente contestar a las preguntas: ¿era evidente Jesús en él? ¿dejó un mundo mejor con su contribución?
¿Qué respondería la gente acerca de ti si se hiciera estas dos preguntas? ¿Qué quisieras que respondieran el día de tu funeral?
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