LAVAMIENTO RITUAL



Si no quieren morir, se lavarán con este agua antes de entrar en la tienda del encuentro y también antes de acercarse al altar para oficiar y presentar la ofrenda que se quema para el Señor. (Éxodo 30:20)


Los lavamientos rituales siguen estando presentes en muchas religiones hoy en día. Las prescritas en el Antiguo Testamento, al igual de las todavía existentes, son, según mi parecer realidades simbólicas. Tienen un objetivo claro, proclamar que nadie se puede presentar ante  la divinidad en un estado sucio, no puro, no limpio. Sin embargo, la finalidad -aparte del aspecto higiénico que pueda conllevar- es ante todo simbólica, eran actos que apuntaban hacia una realidad más profunda, la limpieza de nuestro corazón.

Jesús así lo proclamó en sus enseñanzas. Hay que cuidar el corazón, de él sale todo aquello que contamina al ser humano. En definitiva, que nos podemos lavar todo el cuerpo en profundidad al presentarnos ante el Señor y, sin embargo, dejar intacto el corazón; un corazón que puede estar en un estado totalmente impresentable para interactuar con Dios. Es bien cierto que muchas enseñanzas del Antiguo Testamento apuntan hacia realidades espirituales más profundas. Esta, sin duda alguna, cumple ese requisito y nos señala la importancia de un corazón en el estado correcto antes de presentarnos ante Dios.


¿Cuál, pues, es el estado de tu corazón?




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