GRACIA



...tuvisteis noticia de la gracia de Dios y la experimentasteis de verdad. (Colosenses 1:6)


Una cosa es entender la gracia de Dios como concepto teológico y otra bien diferente es experimentarla en la vida personal. No podemos dar aquello que no hemos recibido y no hemos experimentado. Hay muchos seguidores de Jesús que creen y entienden que son salvos por medio de la gracia, sin embargo, lamentablemente, no la experimentan en su vida cotidiana. Su Dios continúa siendo el de la justicia, viven tratando día tras día de agradarlo y complacerlo, de ganar su amor y aceptación, y para ello, hay que dar la talla día tras día. Si no la dan, cosa que es imposible, Dios les retira su aprobación. Ademas hay toda una legión de predicadores y maestros que enfatizan esa idea. El resultado final es que somos salvados por gracia pero vivimos por obras. Nada pudimos hacer para ganar la salvación de Dios pero hay que hacerlo todo para mantener su amor y aceptación. Ambas cosas, por tanto, no son incondicionales, dependen de nuestro comportamiento y desempeño. Tanto haces, tanto vales. 

El amor, afirma el apóstol Juan, echa fuera el miedo. El que tiene miedo, es que no ha entendido el amor. Dos personas obedecen. Las conductas son las mismas. Desde fuera no se pueden distinguir. Las motivaciones -que no podemos observar- son totalmente diferentes. Uno se siente amado y aceptado incondicionalmente, totalmente seguro en su posición en Cristo. El otro necesita día tras día ganar el amor y la aprobación de Dios que está condicionada a su conducta y desempeño. Uno ha entendido y experimenta la gracia. El otro ha entendido la gracia pero no la puede experimentar.

Los colosenses, como afirmaba Pablo, la habían experimentado de verdad ¿Y tú?

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