SABIDURÍA PARA LÍDERES: RITUALES 2
Y no os emborrachéis, pues el vino conduce al libertinaje; llenaos, más bien, del Espíritu,. (Efesios 5:18)
Si los rituales no moldean tu vida lo harán las rutinas. Ciertamente en ambos casos se trata de acciones que se repiten con una cierta cadencia. Pero mientras los primeros sirven para apuntalar y desarrollar el tipo de persona que deseas ser y el tipo de vida que anhelas vivir, las segundas simplemente automatizan conductas para que el cerebro ahorre energía. Ese pequeño órgano, el cerebro, consume una parte ingente de la energía que nuestro cuerpo gasta. A fin de ahorrar tiene la tendencia a automatizar la mayor cantidad de procesos que le sea posible. Cuando se han convertido en automáticos es como si funcionáramos en piloto automático y la parte consciente del cerebro no tiene que estar activa para ejecutarlos. Por eso, una vez establecido un hábito, rutina o ritual es difícil eliminarlo o cambiarlo. Pero finalmente, unos y otras determinan cómo vivimos. Hay, pues, una base neurocientífica para explicar y justificar la importancia de los rituales.
El apóstol Pablo nos invita a comenzar el día siendo intencionales en pedir la llenura, plenitud o control del Espíritu Santo. La lógica es muy sencilla, quien te controla determina los resultados que produce tu vida. Muchos hemos visto con tristeza como una persona ebria ve alterada totalmente su conducta y puede llegar a decir y hacer cosas que en su sano juicio nunca haría. Está bajo los efectos del alcohol y, por decirlo de alguna manera, no es ella misma. Del mismo modo el apóstol nos invita a vivir bajo el control del Espíritu de Dios -el cual, si somos seguidores de Jesus- ya habita en nosotros. Al hacerlo, al ser intencionales pidiendo al comienzo de la jornada su control, estamos predisponiéndonos para que el produzca en nosotros actitudes y conductas que, "en nuestro sano juicio" nunca saldrían de nosotros. Es lo que el propio Pablo denomina en Gálatas 5 los frutos del Espíritu. Conductas que no necesariamente no son naturales y que son el resultado de permitir a lo largo del tiempo ese control del Espíritu de Dios sobre nuestras vidas.
No estoy exagerando al afirmar que desde hace más de cuarenta años pedir de forma consciente e intencional el ser lleno del Espíritu forma parte de mi ritual matutino. No puedo ni debo comenzar la jornada sin proyectar el día hacia adelante y pedirle a Jesús que viva en mí a través de su Espíritu y controle y dirija mi vida. Puedo afirmar, sin ningún genero de dudas, que todos los cambios que se han producido en mi forma de ser y vivir han sido consecuencia de ese control del Espíritu.
Te invito pues a que de forma consciente, intencional, proactiva, comiences tu día asegurándote que Él está en el control, te guía y dirige. Haz de ello tu ritual.
Quien te controla determina cómo vives ¿Quién controla tu vida?
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