JESÚS, EL REFUGIADO



Levántate, toma al niño y a su madre, huye con ellos a Egipto y quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo. José se levantó, tomó al niño y a la madre en plena noche y partió con ellos camino de Egipto. (Mateo 2:13-14)


Jesús era un niño de corta edad, como máximo dos años a juzgar por el rango de edad de los pequeños que Herodes mandó asesinar. En ocasiones pensamos que Jesús a esa edad tenía toda la conciencia, capacidad, relación con el Padre y poderes sobrenaturales que tuvo el Jesús adulto. Vamos, nos imaginamos un adulto atrapado en el cuerpo de un bebé. Nada más lejos de realidad. Estamos ante una criatura que depende para todo de sus padres, que es absolutamente vulnerable y cuya vida está en peligro. José, María y el pequeño se convierten en exiliados y refugiados por causas políticas o religiosas o por ambas a la vez. Han de abandonar su hogar apresuradamente, en plena noche, para ir a un país extraño y extranjero. De nuevo vemos a una pareja de adolescentes, en esta ocasión con una criatura, haciendo un peligroso y largo viaje con la premura y la urgencia de saberse amenazados. Hemos de reconocer que los comienzos de la vida del Dios hecho ser humano no pudieron ser más accidentados de lo que fueron.

Personalmente le veo un increíble valor a estos episodios de la vida del Maestro. Seguimos a un Dios que fue un emigrante y refugiado, que fue perseguido por motivos de religión y conveniencias políticas y que además vio su vida en peligro. A diario los medios de comunicación de mi país me ofrecen las imágenes de los miles de refugiados que desde Asia y África intentan llegar a las costas europeas. Hay tantos y tantos países que tienen miles de desplazados internos debido a la guerra, la persecución política, el hambre y la inestabilidad. Padres que, al igual que José y María, huyen con sus hijos para preservar sus vidas de la violencia. Para todos ellos Jesús puede ser y es un referente. En Él pueden encontrar al Dios emigrante, al refugiado político, al que huye para salvar la vida, al que tiene que comenzar una nueva vida en tierra extraña. En Jesús toda esa parte de la humanidad puede sentirse entendida, acogida y acompañada. El Maestro puede ser parte de su dolor y sufrimiento, puede empatizar con ellos porque todo eso forma parte de su propia experiencia vital. 


¿Por qué Mateo incluye estos episodios en su evangelio? ¿De que forma puede bendecir tu vida conocer las experiencia que tuvo que vivir Jesús? ¿Cómo puedes relacionarlo con tu situación actual?

Comentarios

  1. Sencillamente me enseña la naturalidad con que Dios hace las cosas. Èl no tiene que hacer grandes "trucos de magia" para hacer que lo pequeño y sencillo, sea sorprendente, maravilloso y espectacular.

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